El estreñimiento es un cuadro clínico multifactorial, que a nivel global es muy prevalente, pues afecta a entre el 2 y el 28% de la población general, pero en España la prevalencia es aún más alta, estimándose en un 29,5%, según datos aportados a CF por Juan Carlos López García, especialista en Aparato Digestivo, Gastroenterología y Endoscopia Digestiva.
El experto apunta que quienes más sufren este trastorno son las mujeres de mediana edad y personas mayores que, por el estilo de vida o por ausencia de alimentos ricos en fibra en su dieta, necesitan un aporte suplementario de fibra para generar un tránsito intestinal saludable.
Para tratar el estreñimiento, muchos de quienes lo sufren recurren a los laxantes estimulantes, "que pueden presentar un gran abuso o un uso inadecuado", alerta el especialista. Según su experiencia, las principales razones que están detrás de este abuso es "el amplio conocimiento por parte de la población general debido a la publicidad, su bajo coste y la falta de necesidad de prescripción". En su opinión, "lo que mucha gente desconoce es que, aunque pueda parecer una contradicción, el uso indebido de ciertos laxantes puede ocasionar estreñimiento crónico. Este hecho se relaciona con mayor frecuencia en pacientes que se automedican y aquellos que presentan trastornos alimentarios".
Y aquí entra en juego la farmacia comunitaria, que puede contribuir a hacer un buen uso de estos medicamentos y de otros productos, como la fibra, que juega un papel importante, pero que no siempre se tiene en cuenta por la población.
Precisamente, para abordar este asunto 16 farmacias comunitarias han realizado un estudio epidemiológico de cohortes, multicéntrico y prospectivo de diez semanas de seguimiento y en el que participaron 104 pacientes con estreñimiento crónico y automedicados con laxantes estimulantes, a los cuales se les dio un suplemento de fibra y se observó qué ocurría al retirar paulatinamente el laxante.
Tras dos meses y medio, los farmacéuticos comprobaron que el 94,2 % de los pacientes a nivel basal habían utilizado, al menos, un laxante durante la última semana. De los 51 pacientes que terminaron las diez semanas de tratamiento, menos de la mitad de los pacientes (41 %) requirieron alguna dosis de laxante estimulante durante la última semana del estudio. Hubo una mejora significativa en la disminución de los laxantes utilizados al final del estudio y un 59 % de los pacientes consiguieron dejar de tomarlos.
Como detalla a este medio Carlos Benavent Núñez, farmacéutico comunitario y uno de los investigadores, en el estudio "se incluyeron pacientes adultos (entre 18 y 75 años) que acudían habitualmente a la farmacia (al menos una vez al mes, durante los cuatro meses anteriores) y con un uso frecuente de laxantes estimulantes (al menos 30 días, aunque no necesariamente consecutivos). Estos pacientes debieron, además, otorgar su consentimiento informado". En todos los casos, apunta, "sufrían un estreñimiento derivado del uso cronificado de laxantes estimulantes (derivados antraquinónicos, laxantes polifenólicos o derivados del aceite de ricino)".
Metodología
Según la metodología de la investigación, que ha contado con el apoyo de Casen Recordati, se fijaron cuatro visitas: en la primera, se firmaba el consentimiento información, se veían los criterios de inclusión/exclusión y se registraban datos demográficos; en la segunda (a los 15 días), se administraba el complemento de fibra y se veían posibles reacciones adversas; en la tercera (al mes), se entregaba el cuestionario de valoración y se contemplaban de nuevo posibles reacciones adversas, y en la última (al mes), se estudiaban reacciones adversas.
Además, a cada participante se le entregó un diario donde registraban datos como "la consistencia de las deposiciones, comparadas con la Escala de Bristol, los síntomas intestinales presentes y el consumo de laxantes a lo largo de todo el estudio (previo y durante la inclusión de fibra y retirada de laxantes)", especifica el farmacéutico. Igualmente, el paciente reflejaba si había tomado el suplemento de fibra. En caso negativo, señalaba el motivo. En caso afirmativo, especificaba el número de sobres que consumía diariamente.
En todas las visitas se analizaban estos parámetros.
Durante las siguientes ocho semanas se indicó a los participantes que debían tomar un suplemento de fibra (Casenfibra) en una dosis máxima de 3 sobres/día. Se empezó con una dosis de 1 sobre/día, que se fue incrementando después para su mejor tolerancia. El farmacéutico especifica que el suplemento era una "mezcla de fibras solubles con distinto grado de fermentabilidad, concretamente fructooligosacáridos y maltodextrinas resistentes a la digestión".
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