La España vaciada, o al menos parte de ella, lo es también de médicos de Familia. Las dificultades que admiten la mayoría de las comunidades (especialmente, las más ruralizadas y con localidades más dispersas) para dar cobertura a determinadas plazas de Medicina, Enfermería Familiar y Pediatría se multiplican cuando se reducen las posibilidades (al menos, teóricas) de cubrir esas plazas y garantizar el relevo generacional. En materia de personal, esas "posibilidades teóricas" son los residentes que se titulan en cada una de las especialidades, y en mayo sale la siguiente remesa.
Los datos que ha recopilado en su último informe demográfico el Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada hablan de una manifiesta desigualdad en la línea de salida. Siete provincias españolas (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Alicante, Málaga y Murcia) dispondrán el próximo mes de mayo de un contingente total, y a estrenar, de 766 especialistas en Medicina de Familia, para engrosar las plantillas médicas de sus respectivos centros de salud..., si no desaprovechan la oportunidad.
Una suerte de Ibex 7 de la sanidad española, que copa nada menos que al 42,32% de los 1.810 MIR de Medicina de Familia que comenzaron su formación en 2017 en el Sistema Nacional de Salud (SNS) y que ahora, en mayo de 2022, salen al mercado de trabajo sanitario en busca de su primera oportunidad de trabajo como especialistas titulados.
Esos 1.810 son todos los residentes que empezaron su formación de posgrado hace 4 años y, aunque finalmente habrá que restarle el porcentaje de renuncias de plazas que se haya producido en ese periodo (y que Sanidad aún no ha hecho público), el contingente final de mano de obra disponible no andará muy lejos de esa cifra. Y el regalo no es baladí, porque las plantillas de los centros que esperan a esos nuevos facultativos están muy tocadas en todas las autonomías, y sus propios responsables políticos dicen que no encuentran médicos para reforzarlas. Pues ahí tienen a 1.810 nuevecitos, y nada menos que 766 de ellos concentrados en 7 localidades.
Otras 7 provincias de 3 CCAA se reparten el 2,8% de los nuevos titulados
En contraste con la ventana de oportunidades que el número redondo de nuevos titulados abre en esas siete provincias, hay otras nueve localidades (Ávila, Cuenca, Huesca, Palencia, Segovia, Soria, Zamora, Ceuta y Melilla) que tendrán en mayo menos de 10 nuevos médicos de Familia cada una para reforzar sus respectivas plantillas de primaria, y que entre todas apenas sumarán 57 nuevos especialistas titulados (un 3,1% del total). Aparte de Ceuta y Melilla, 5 de esas 9 provincias son de Castilla y León y las otras dos de Castilla-La Mancha (Cuenca) y Aragón (Huesca), y todas ellas formarían parte, en virtud de criterios poblacionales (menos de 700.000 habitantes) y de dispersión geográfica, de lo que se ha dado en llamar España vaciada.
Entre las 7 provincias más agraciadas y las 9 con menos posibilidades teóricas de renovar a sus médicos de Familia, se sitúa un amplio abanico de nuevos titulados que se distribuyen de forma muy heterogénea por las 36 provincias españolas restantes. Desde los 44 nuevos especialistas que tendrá Vizcaya el próximo mes de mayo para intentar convencerles de que se queden en centros del Servicio Vasco de Salud (SVS-O), hasta los 41 que, sobre el papel, se posgraduarán en Zaragoza, y también en Baleares. En el otro extremo se sitúan los 10 médicos de Familia que terminarán su residencia en Burgos, los 11 que lo harán en Teruel o los 13 que se titularán en unidades docentes de Guadalajara y Salamanca, todas ellas provincias que, conforme al criterio establecido, también se consideran parte de la España vaciada.
Al escaso número total de nuevas plazas de Familia que suman las 9 provincias que se sitúan a la cola del SNS, se añade un problema previo que también afecta directamente a buena parte de esas localidades: el de la renuncia de los residentes a su plaza MIR antes de finalizar su formación especializada, un lastre endémico para Medicina Familiar y Comunitaria, que aqueja especialmente a algunas autonomías.
Por ejemplo, Castilla y León, la comunidad que acumula este año hasta 5 provincias con menor número de nuevos especialistas de Familia, lideró en 2021 el porcentaje de renuncia de plazas de formación de esta especialidad en todo el Sistema Nacional de Salud (SNS), con un 6,74% de renuncias, seguida por Cataluña (5,75%), Castilla-La Mancha (4,4%) y Extremadura (4,25%). Por provincias, el top three lo formaron también tres localidades castellanoleonesas: Segovia, con un 25% de renuncias, Zamora (21,43%) y Soria (13,3%). Entre las 3, este año sólo suman 19 de los 1.810 nuevos médicos de Familia que se incorporan en mayo al SNS (un 1,04%).
Un problema de distribución
La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) ha alzado la voz de alarma en repetidas ocasiones sobre el porcentaje de renuncias de plazas MIR, pero también sobre los lugares donde más se producen, provincias "con un alto componente de ruralidad y, en ocasiones, con una alta tasa de envejecimiento de los profesionales, lo que se puede acabar traduciendo en el cierre de consultorios y en la reducción de servicios por parte de la Administración, al verse sin capacidad para dotarlos de personal", dice la sociedad que preside María Fernández.
Más allá del número total de médicos de Familia que saldrán al mercado laboral en esas 9 provincias, la pregunta es ¿necesitan esas localidades más plazas MIR de Familia? ¿Las necesita Castilla y León, la comunidad con más porcentaje de renuncias y con 5 de sus 9 provincias con menos de 10 facultativos nuevos de Familia en mayo?
De los 115 nuevos médicos de C. y León, 35 se concentran en la capital
Las sociedades científicas y organizaciones profesionales coinciden en que médicos de Familia no sobran en ninguna de las 17 comunidades autónomas, pero si comparamos los índices de Castilla y León con los de las 16 restantes (desde el porcentaje relativo de plazas docentes de Familia que convoca cada año esta comunidad en relación con el total de plazas MIR que oferta, hasta el gasto sanitario en primaria, el número de médicos de Familia que tiene o el volumen de tarjetas sanitarias (TIS) que tienen asignadas esos médicos) la respuesta es no, no necesita más plazas.
Los 115 médicos de Familia que terminarán su residencia en unos días en las 9 provincias castellanoleonesas suponen un 31,6% de los 363 que lo harán en esa comunidad en todas las especialidades, casi 4 puntos por encima de la media nacional (el 27,9% de los 6.478 MIR que se titularán en mayo en todo el SNS son médicos de Familia) y un porcentaje similar al de convocatorias precedentes en Castilla y León.
Otra cosa es que la distribución de esos nuevos médicos dentro de la comunidad sea la idónea para cubrir las necesidades asistenciales de cada una de sus provincias, pero ese debate es extrapolable a varias autonomías y, por supuesto, al conjunto del SNS. Si nos quedamos en Castilla y León, sólo Valladolid tendrá en mayo más médicos de Familia nuevos que las 5 provincias con menor volumen de nuevos especialistas juntas (35 frente a 34), y la propia capital, León, Salamanca y Burgos tendrán un 138% más de nuevos médicos de Familia que esas cinco provincias.
Distribución interna de efectivos al margen, con un porcentaje de nuevos titulados de Familia similar al 31,6% de 2022, el Servicio de Salud de Castilla y León (Sacyl) presenta uno de los mejores expedientes académicos de atención primaria de todo el SNS; el mejor, de hecho, en varios indicadores, y además sostenido en el tiempo.
Según datos del Sistema de Información de Atención Primaria (SIAP) del Ministerio de Sanidad, Castilla y León tenía en 2020 (último dato oficial) 0,98 médicos de Familia por cada 1.000 habitantes (el mejor registro de España) y ocupaba el segundo lugar del SNS (sólo superada por Canarias) en número total de profesionales de primaria (médicos, enfermeros, auxiliares de Enfermería y administrativos), con 2,32 por cada 1.000 habitantes. En 2010, hace más de una década, este último dato era de 2,21, lo que situaba ya a Castilla y León entre las comunidades con más recursos.
Pero la comunidad castellanoleonesa también está entre la élite en cuanto al porcentaje de gasto sanitario público dedicado al primer nivel asistencial, con un 15,82% en 2019 (solo superada por Andalucía, que invirtió un 18,01%); en gasto sanitario en atención primaria por habitante, con 262,45 euros (tan solo por detrás de Extremadura, que invirtió ese año 272,48 euros por cada uno de sus habitantes), y en número de tarjetas sanitarias (TIS) por cada médico de Familia: 909, cuando la media del SNS es de 1.345. Concretamente en este dato, que mide la carga de trabajo del profesional, Sacyl se ha mantenido por debajo de las 1.000 TIS durante más de una década (931 en 2010) y ha liderado siempre los registros oficiales del SNS.
Los 'ricos' también lloran
En sentido análogo, cabe preguntarse si la posibilidad de disponer de más titulados nuevos en Medicina de Familia y, por tanto, de mayores recursos para reforzar y renovar sus plantillas de atención primaria tiene un reflejo directo en los índices estadísticos del primer nivel, y la respuesta es, una vez más, "no". O eso es, al menos, lo que dicen los datos oficiales de las comunidades a la que pertenecen las 7 provincias que mayor número de nuevos especialistas en Familia tendrán en mayo.
Madrid, Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana y la Región de Murcia, las autonomías a las que pertenecen esas 7 provincias, están todas ellas por debajo de la media nacional (0,77) en cuanto a número de médicos de Familia por cada 1.000 habitantes, y a años luz de los 0,98 de Castilla y León. También están por debajo de la media del SNS (1.345) en el número de tarjetas sanitarias por médico de Familia, salvo Cataluña, que tiene un dato solo ligeramente inferior a esa media (1.332 TIS).
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/Rgeh5Sa
No hay comentarios:
Publicar un comentario