“Hasta aquí hemos llegado”, es lo que han pensado los más 200 tutores de Medicina de Familia de Madrid que en estos últimos meses han escrito a sus comisiones de docencia para decirles que no cuenten con ellos para acoger a los nuevos R1. Seguirán siendo los mentores de los residentes que ya están a su cargo, pero hasta que las cosas mejoren en la atención primaria, no formarán a los de la convocatoria MIR 2022.
En Madrid hay acreditados unos 767 tutores, según la web de la Consejería de Sanidad, por lo que las 213 renuncias de las que tiene constancia el colectivo ‘AP se mueve’ implican que cerca de un 30% de los docentes no acogerán a ninguno de los 240 R1 que puede elegir plaza desde el 26 de abril al 20 de mayo. Hay que tener en cuenta además que al menos una parte de estos tutores debe encargarse además de los otros 685 residentes de Medicina de Familia de la comunidad que ya se están formando, suponiendo que no se hubieran producido renuncias.
El consejero de Sanidad, Ruiz Escudero, ha manifestado en unas declaraciones a los medios recogidas por EFE que su equipo está trabajando "de manera intensa" para garantizar la formación de todos los residentes en los hospitales y centros de salud madrileños, y que "gran parte de las reivindicaciones que hacían estos tutores que han dejado de realizar esa tutoría sobre la formación de los residentes están contempladas" en el futuro Plan de Atención Primaria.
DM ha hablado con algunos de los que han tomado esta decisión: aman la docencia, llevan implicados en la formación sanitaria especializada casi toda su carrera y encargarse de los residentes ha sido un estímulo en tiempos difíciles…pero están hartos de no ver mejoras en los centros de salud.
¿Y qué reclaman? Aunque piden algún incentivo para la labor tutorial, en la práctica la mayoría de sus demandas encajan en lo que pediría cualquier facultativo, tuviera o no residentes a su cargo: medidas para evitar consultas innecesarias, facilidades para el acceso a la historia electrónica incluso en el domicilio del paciente, que no se limiten las suplencias si hay presupuesto, reorganizar los turnos...
Problemas anteriores a la pandemia
Eduardo Díaz, del centro de salud Dr. Mendiguchia Carriche, lleva 17 de sus 20 años de carrera formando a MIR. “El tutor intenta sacar tiempo de donde no hay, espacios para la formación y para formarse uno mismo, como la ecografía, cirugía menor... pero llegó la pandemia y ni con la fuerza de voluntad uno puede sacar tiempo cuando tiene 50-60 pacientes....”.
El problema de los tutores no es de ahora ni a raíz de la pandemia. “Hace más de 10 años se hizo una evaluación de cada área asistencial y el porcentaje de centros que ya no cumplía los criterios para formación a residentes era enorme y se dieron plazos para mejorar, pero luego no se supo nada más”.
A pesar de ello, muchos han continuado con la labor docente porque “era probablemente el único estímulo que nos hacía trabajar a gusto en las consultas, porque la atención primaria estaba completamente desbordada… y ya nos lo hemos quitado porque nos daba quebraderos de cabeza y no nos compensaba en absoluto”.
Además de los R1 que entren en mayo, los tutores deben encargarse de otros 685 residentes de Medicina de Familia que ya se están formando
Un trabajo ni pagado ni agradecido: “El tutor no recibe compensación económica, ni de tiempo ni de formación… llega un momento que dices ‘hasta aquí hemos llegado’, primero por salud mental y segundo porque el residente no va a recibir el nivel docente y de formación que merece después de hacer la carrera, aprobar el MIR…"
Jesús Alonso, médico del centro de salud de Valdebernardo, reconoce que “al tener un R4 a mi cargo este año no podría tener un R1, pero renuncié porque quería manifestar mi descontento por las condiciones en las que se están formando los MIR: tenemos una demanda infinita y eso nos resta tiempo a actividades propias de la especialidad como la medicina comunitaria, la prevención, la educación para la salud…”
“Por esta demanda, hay cosas que no se pueden hacer, como juntarse con el residente y clarificar antes de la consulta qué vas a hacer, cómo vas a distribuir tu tiempo… el tiempo se lo come la asistencia pura y dura, quita tiempo para otras cosas como ecografía y cirugía menor, que son fundamentales para la formación del especialista”.
“El problema es que tenemos una gran lista de pacientes citados más los no citados por muy diferentes motivos. La pandemia nos ha arrastrado mucho en ese sentido, nos hemos centrado mucho en coronavirus y los pacientes crónicos complejos han sido atendidos sobre la marcha, se ha podido hacer alguna cosa más por voluntarismo y ética profesional”, asegura.
José Luis Quintana lleva 30 años en la docencia MIR, de los cuales siete fue jefe de estudios. En su opinión, “la pandemia ha sido el catalizador del proceso. Creo que hemos llegado a un nivel de deterioro muy grande sin ningún viso de remedio”, lamenta.
El detonante fue durante la sexta ola, época en la que estaba firmando unas 25 bajas al día. Una de esas duras jornadas le confesó a una residente: “Me siento mal, porque esto que te enseño no me parece atención primaria, es un trabajo muy desagradable y muy feo y no se lo deseo a nadie”.
“El problema está desde mucho antes de la pandemia: el diseño que se ha hecho de primaria de Madrid hace aguas por todas partes y hace falta pensar en otra forma de organizar las cosas de manera que a la gente le apetezca trabajar aquí”.
“Lo cierto es que hay centros con vacantes desde hace año y medio, gente sin médico asignado para hacer un seguimiento de su salud… y, atención primaria no es que te vea un médico, es que haya una serie de condiciones para que se haga consulta razonable de primaria, como la hemos diseñado. Otra cosa es que se haga algo que parezca al ambulatorio, un médico que se arregle los papeles a toda velocidad”.
Quintana recuerda que muy pocos MIR se quedan en el primer nivel. El año pasado, según cifras facilitadas por el sindicato médico Amyts, de 224 MIR de Familia que terminaron su formación, solo 89 presentaron méritos a la oferta de contratos de Madrid y solo 17 aceptaron alguno de los nombramientos. Entre los pediatras no fue mucho mejor: de 76 nuevos especialistas, estaban convocados 68 y aceptaron las ofertas 6.
“Este año pasará lo mismo: los residentes irán a otras partes con una carga laboral más llevadera, con un trabajo más gratificante… y que conste que yo creo que el trabajo de Médico de Familia es gratificante", explica. " Yo he sido feliz y aún me lo paso muy bien, llevo 24 años en la misma consulta y conozco a los pacientes del derecho y del revés, de arriba a abajo… pero una cosa es pasarlo bien y otra que la situación actual permita seguir trabajando en condiciones razonables. Si primaria sale adelante es porque conoces a los pacientes y no eres capaz de dejarlos tirados, pero no hay tiempo para respirar: llega una consulta y te dedicas a asistencia, asistencia, asistencia, alguna reunión si tienes suerte y para casa”.
Efectos en los R1
Rocío Álvarez, vocal de tutores de Somanfyc, señala que en Madrid hay unos 700 tutores, pero “una cosa es que estén acreditados y otra disponibles según su carga de trabajo o situación personal. Lo ideal es coger un residente cada dos años [es la recomendación del programa oficial]. Cuatro residentes a la vez se solaparían mucho”.
“La sociedad científica conoce el problema pero no lidera, es una posición individual de cada tutor”, puntualiza Álvarez. Según la información de la que disponen, el grueso de las denuncias se ha dado sobre todo en la “coincide un poco con la zona sur de Madrid, que está en peor situación”.
Según lo que ha podido saber DM, si bien ya hay una serie de plazas ofertadas por unidad docente, que está asociada a un hospital, hasta la elección no se pide información de cuántos tutores hay disponibles en los centros de salud. Puede haber tutores que no quieran o que, por su situación personal, no quieran encargarse de los nuevos residentes. "Cuando los MIR ya han elegido unidad docente dentro de la misma eligen centro de salud y tutor. Para que tengan información in situ se suele organizar una "visita" a los centros docentes y presentar a los tutores disponibles antes de la incorporación. Hasta ese momento probablemente no se sepa si habrá suficientes tutores acreditados disponibles", explica Álvarez.
El año pasado, de 224 MIR de Familia que terminaron su formación en Madrid, solo 17 aceptaron alguno de los nombramientos
Nombrar a nuevos tutores para sustituir a los 200 que han renunciado en principio no es un proceso automático en el que bastaría con una designación por parte de la consejería, coinciden los docentes entrevistados.
“Para ser tutor no vale decir que uno quiere serlo", explica Díaz. "Tiene que pasar una evaluación y una reevaluación cada cuatro años, presentar un proyecto docente, publicaciones, sesiones clínicas, criterios de cartera de servicios de farmacia, medicina comunitaria…”
A esto se añade “en general no hay tutores jóvenes, porque han visto que el tutor que tuvieron ellos no sacaba minutos al día para poderle dar una buena docencia y no quieren pasar por ese trance de dedicar más horas a una tarea sin compensación y sabiendo que la docencia no va a ser buena”.
"Si finalmente hay un número importante de renuncias, quien va a pagar todo esto son los residentes que elijan este año", apunta Alonso, que añade que "ha llegado el momento de decir 'hasta aquí'. Espero que sea un revulsivo y que alguien haga algo, porque esto es insostenible"
¿Podrá la comunidad hacerse cargo de los 240 que en teoría se incorporarán a finales de mayo? Más optimista que sus colegas, Álvarez recuerda que "hubo una crisis en 2010 en la que también se planteó que la tutorización no era posible y se estuvo reconduciendo la formación hacia otros centros que estuvieran a punto de ser acreditados… es una cuestión de hacer números, ver los recursos. Habrá centros donde haya otros tutores que puedan asumir parte de los residentes. No creo que se llegue al punto de no ofertar todas las plazas MIR", vaticina.
Isabel González Anglada, vicepresidenta de la Sociedad Española de Formación Sanitaria Especializada (Sefse-Areda) y jefa de estudios del Hospital Fundación Alcorcón, recuerda que también que "en la anterior huelga, lo que hicieron fue modificar el orden de las rotaciones de los R1: tuvimos que acogerles en los hospitales nada más empezar en vez de al revés, que es lo habitual”.
Aunque no lo vive en primera persona, comparte que la situación de los compañeros de primer nivel es muy complicada, sobre todo con la falta de sustitutos y cree que si Madrid no cuenta con suficientes tutores, debería ofertar menos plazas MIR.
“No se sostiene que un tutor no tenga tiempo de tutoría, ni que no tenga un cupo adaptado a esa otra actividad. Son necesidades fundamentales", reivindica. "Las autoridades quieren poner la diana en el dinero, pero nunca se ha sostenido que sólo estemos en el puesto por incentivo económico: necesitas tiempo de dedicación y una carga asistencial menor para hacer la función de tutor. Es lo que reconocen los decretos autonómicos. En Madrid no lo tenemos, a pesar de que ya había una texto redactado".
Mejoras propuestas
Quintana es uno de los tutores que la Consejería de Sanidad eligió como representantes (“no sabemos muy bien con qué criterio”, puntualiza) para transmitir a los docentes las medidas que pensaban tomar para mejorar la situación de atención primaria. Los siete tutores, uno por cada área, pidieron un documento por escrito para poder debatirlo en una asamblea abierta a todos los docentes en el Colegio de Médicos de Madrid celebrada a principios de abril.
Algunas medidas planteadas por Sanidad son la homogeneización de 26 pruebas de laboratorio y 8 pruebas de imagen accesibles para todos los centros de salud, la compra de ecógrafos, la puesta en marcha del Centro de Atención Telefónica Sanitarizado para abordar problemas menores, el impulso de la gestión enfermera de la demanda, regular la figura del tutor y, si se libera una partida presupuestaria, la retribución de los docentes.
En respuesta al documento, cuyas propuestas consideraban insuficientes, los tutores tras la asamblea elaboraron otro con una reivindicación básica: "Si realmente queremos revertir la situación, es urgente un cambio de rumbo. Hay que mejorar el balance del trabajo/recompensa actuando sobre los dos factores. Es mucho más profundo que un tema salarial".
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