El incremento de un 15% en las plazas de Medicina que el Gobierno de Pedro Sánchez ha previsto (y presupuestado) para el próximo curso universitario agravará mucho el déficit de profesores que existe actualmente en las 46 facultades españolas de Medicina (públicas y privadas), hasta el punto de que la calidad de la docencia, tanto teórica como práctica, puede verse muy mermada, advierten los decanos.
Un estudio de la Conferencia Nacional de Decanos de las Facultades de Medicina (avalado por el Foro de la Profesión Médica) cifra en 3.817 el déficit actual de docentes; es decir, con los 7.591 alumnos nuevos que se han incorporado este curso a las 46 facultades, harían falta 3.817 profesores más (vinculados o no a la facultad) para impartir la docencia con unos mínimos criterios de calidad, según los decanos. Si el número de nuevos estudiantes se eleva el próximo curso hasta los 8.729 (el 15% de aumento que quiere el Gobierno), harían falta 4.362 nuevos profesores: 545 más de los que ya se necesitarían este año, y que no se han cubierto. Déficit sobre déficit.
"El déficit de profesorado existente es gravísimo y venimos advirtiéndolo desde hace mucho tiempo sin que se haya tomado ninguna medida al respecto. La preocupante disminución del profesorado se ha producido tanto en áreas básicas como clínicas, y del profesorado permanente [catedrático, profesor titular y profesor contratado doctor] en general, en especial del vinculado", reza el documento que los decanos han elaborado en respuesta a los planes de los ministerios de Sanidad y Universidades de aumentar las plazas de Medicina un 15% para el curso 2023-2024. Ambos ministerios, las consejerías autonómicas y la Conferencia de Rectores de las Universidades (CRUE) ya tienen sobre sus mesas el documento de alerta de los decanos.
Las 46 facultades españolas ya han empezado este curso con un déficit de más de 3.800 profesores
Si se desgranan los datos, el informe de la Conferencia de Decanos cifra el déficit actual de docentes en 2.654 profesores vinculados (aquellos que dependen administrativamente de la universidad, pero desarrollan su labor principal en un hospital, como médicos asistenciales) y 1.163 no vinculados. Si el número de estudiantes de nuevo ingreso en las facultades se eleva el próximo curso por encima de los 8.000, como quiere el Gobierno, el déficit de profesores aumentará, claro, de forma proporcional: harían falta 3.033 vinculados y 1.329 profesores no vinculados.
Lo más alarmante del caso es que los planes -al menos teóricos- del Gobierno son que ese incremento de estudiantes de primer curso del 15% sea sostenido en el tiempo, al menos hasta completar una promoción (6 cursos). La pregunta que late en el fondo del informe de la Conferencia de Decanos es de dónde va a sacar España el más de medio millar de profesores al año que se necesitarían para cubrir las nuevas necesidades docentes con el déficit histórico de plantillas de las facultades.
Un informe previo de los decanos, este de 2019, alertaba de que antes de 2026 se jubilará el 43% del profesorado permanente (un 55% del profesorado vinculado de áreas clínicas, un 34% del profesorado no vinculado de áreas clínicas y un 32% del profesorado de las básicas). La cobertura de esas plazas ya era un problema en 2019, pero, desde entonces, las plazas de nuevo ingreso en las facultades han aumentado un 5,5 (un 3,4% solo este año), el próximo curso habrá 2 facultades nuevas (la de la Universidad de Alicante y la de la Camilo José Cela); hay proyectos avanzados de creación de nuevos centros, públicos y privados, en varias provincias (Vigo, Burgos, León, Zaragoza, Sevilla, Huelva y Las Palmas de Gran Canarias) y, por si fuera poco, el Gobierno abrirá la mano con un 15% de nuevas plazas de Medicina para 2023.
Porque la puerta de entrada para relevar a los profesores que se jubilan también está obturada. Esa puerta de entrada se llama Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), el organismo dependiente del Ministerio de Universidades encargado de acreditar al profesorado (catedráticos y titulares) en todas las ramas universitarias. Desde hace años, la Comisión de Medicina Clínica, responsable de evaluar a los clínicos que optan a una plaza docente fija, es la que menos solicitudes recibe (y también la que menos aprueba porcentualmente) de las 21 comisiones evaluadoras en que se divide Aneca. Hace tiempo que la Conferencia de Decanos reclama infructuosamente que se modifiquen los criterios de acreditación docente (especialmente de los aspirantes clínicos) para agilizar el ritmo de creación de nuevas plazas y paliar, en parte, la falta de profesores de Medicina.
Cada año deberían acreditarse, al menos, 348 plazas nuevas y este año habrá alrededor de 128
Según el último informe de la Conferencia de Decanos, con el déficit actual, sería necesario aprobar anualmente 240 plazas adicionales de profesor vinculado y 108 de profesores de áreas básicas (348 en total). Con los más de 8.000 nuevos alumnos de primer año previstos para 2023, el ritmo anual de acreditaciones adicionales debería ser de 319 profesores vinculados y 144 no vinculados (463). Según los últimos datos oficiales de Aneca, en el segundo trimestre de este año, la Comisión de Medicina Clínica solo ha aprobado 32 nuevas plazas fijas de profesores clínicos (de las 44 solicitudes recibidas), el número más bajo de las 21 comisiones existentes. De seguir a ese ritmo, 2022 podría terminar con 128 nuevas plazas docentes, muy por debajo no solo de las necesarias en 2023, sino de las que ya se necesitan hoy.
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