MYC es un gen clave en el origen de múltiple tumores, ya que cuando está alterado promueve el crecimiento tumoral. Sin embargo, a pesar de este conocido papel, hasta hace poco se consideraba una diana inalcanzable. La investigación realizada en los últimos años ha permitido que empiece a cambiar esta idea y hayan surgido diferentes fármacos que lo tienen como diana.
Uno de ellos es omomyc, una micro-proteína capaz de inhibir a MYC y que ha sido desarrollada en el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) de Barcelona, a través de su spin-off Peptomyc. Tras haber demostrado en múltiples ensayos preclínicos su potencial, ahora ha completado con éxito un ensayo clínico de fase I, siendo el primer fármaco de este tipo que lo consigue.
Los resultados de la primera fase de este ensayo, de escalada de dosis, han sido ahora presentados en el marco del 34º Simposio EORTC-NCI-AACR, que se celebra en Barcelona.
Elena Garralda, directora de la Unidad de Terapia Molecular del Cáncer (UITM) – CaixaResearch del VHIO, ha sido la encargada de presentarlos. "MYC es uno de los objetivos más buscados en el cáncer porque desempeña un papel clave en la conducción y mantenimiento de muchos cánceres humanos comunes, como el de mama, próstata, cáncer de pulmón y ovario. Hasta la fecha, no se ha aprobado para uso clínico ningún fármaco que inhiba MYC".
James Gulley, director del Servicio de Oncología Médica en el Centro para la Investigación del Cáncer (NCI) y copresidente del simposio ha valorado muy positivamente los datos de este ensayo. "MYC juega un papel importante en muchas vías de señalización celular que promueven una variedad de tipos de cáncer diferentes, pero durante mucho tiempo se ha percibido como un objetivo no medicable. Estos resultados, que muestran que los pacientes normalmente experimentan efectos secundarios adversos leves con omomyc, son importantes de cara a los próximos pasos y a cómo podría combinarse con la quimioterapia".
Un fármaco seguro y signos de estabilidad
En abril de 2021, Elena Garralda en colaboración con otros dos centros de investigación españoles, inició un ensayo clínico de fase I en el que han participado 22 pacientes para comprobar la seguridad de omomyc y ver si había signos tempranos de control del cáncer. Los pacientes que participaron tenían diversos tumores sólidos, incluidos cánceres de páncreas, intestino y pulmón de células no pequeñas, y habían recibido al menos tres tratamientos previos, por lo que eran pacientes fuertemente pretratados.
En 8 de 12 pacientes a los que se les realizó una tomografía computerizada después de 9 semanas de tratamiento mostraban una enfermedad estable en la que se había detenido el crecimiento del tumor.
"Todavía es muy pronto para evaluar la actividad del fármaco, pero estamos viendo la estabilización de la enfermedad en algunos pacientes. Es destacable el caso de un paciente con cáncer de páncreas que permaneció en estudio durante más de seis meses, y en el que el tumor se redujo en un 8% y hubo una reducción del 83% en el ADN derivado del tumor que circula en el torrente sanguíneo. También hay un paciente con un tumor de la glándula salival cuya enfermedad se mantiene estable y todavía está en el estudio después de 15 meses, y un paciente con sarcoma, que había respondido muy poco a tratamientos previos, que se mantuvo estable 8 meses", explica Elena Garralda.
Los efectos secundarios adversos relacionados con el tratamiento más comunes fueron reacciones leves a la infusión intravenosa, como escalofríos, fiebre, náuseas, sarpullido y presión arterial baja. Los niveles de dosis más altos se asociaron con más reacciones a la infusión, pero se trataron fácilmente. "Al final en la escalada de dosis lo que estás haciendo es evaluar el perfil de toxicidad y se ha confirmado que es seguro, aunque había muchas dudas sobre si un fármaco que inhibe MYC, que tiene muchas implicaciones en tejidos sanos, realmente no causaría un perfil de toxicidad problemático. Ya en la preclínica se esperaba y esto lo hemos confirmado", apunta la profesional.
Una vez que se ha podido comprobar gracias a este ensayo de fase I que la administración de omomyc es segura, queda poner en marcha nuevos ensayos, ahora ya de fase II, en los que podría plantearse la posibilidad de combinar este tratamiento con quimioterapia.
"Es verdad que nos gustaría haber visto respuestas en monoterapia, pero hay que entender que MYC está desregulado, no es tanto una mutación, mucho más global y probablemente lo que se necesiten son combinaciones para llegar a ver estas respuestas. Porque está implicado en la respuesta de muchos otros tipos de tratamientos, o sea que quizás con una combinación lo que disminuiríamos es la aparición de resistencias e incluso profundizar en la respuesta del agente con el que se combine”, continúa explicando la experta.
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