"¿Qué te ha parecido el examen? ¿Fácil o difícil?" es una pregunta típica a la salida de los exámenes de formación sanitaria especializada (FSE). Muchos de los que se preparan los exámenes MIR, EIR y FIR lo hacen apuntándose a academias, donde durante meses realizan simulacros para ir entrenando y realizar el examen de verdad como si fuera un simulacro más.
Pero, a la hora de la verdad, ¿son los exámenes de formación sanitaria especializada más fáciles o difíciles que hace años? Si, por ejemplo, en la convocatoria MIR 2018/2019, hubo un 79% de aprobados entre los presentados ¿eso significa que ese examen fue más difícil que el de la convocatoria 2020/2021, con casi un 84%?
No es una pregunta que tenga una respuesta fácil y hay muchos factores a tener en cuenta, pero la mayoría de las academias coinciden en señalar que una de las formas objetivas de valorarlo es medir las netas de todos los candidatos y comparar las medias de las convocatorias. Ahí hay que tener en cuenta que el número de preguntas de los exámenes MIR, EIR y FIR han a ido cambiando con los años, una modificación que hay que tener en cuenta de cara a esta comparación.
Por ejemplo, en Curso MIR Asturias han hecho un análisis de las puntuaciones netas equivalentes para un examen de 200 preguntas. Las notas son de toda la población MIR, antes de aplicar la nota de corte, comparando la mediana de preguntas netas para el equivalente a 200 preguntas. "En los últimos 21 años no hay dos exámenes de igual dificultad", recalca Paula Jiménez-Fonseca, coordinadora del Curso MIR Asturias.
Ahí se puede observar, por ejemplo, que la mediana de preguntas netas en el percentil 50 fue efectivamente más baja en el MIR 2018-2019 que en el examen de 2020-2021. La mediana más baja de la serie es la del examen MIR 2009-2010, que fue el primero que tuvo preguntas de imágenes, un cambio que pilló con el pie cambiado a muchos candidatos.
Jesús Corres, director científico de la academia PROMIR, coincide en que, si bien la forma más objetiva de determinar esa dificultad es analizar la mediana de respuestas netas acertadas en cada convocatoria, puntualiza que "no debemos olvidar que nos encontramos con poblaciones de opositores diferentes en cada convocatoria, por lo que hay un sesgo a la hora de interpretar estos resultados".
En su opinión, aunque el número de aprobados es otro dato a tener en cuenta, "no es tan relevante como el número de netas, ya que el examen MIR tiene un número muy alto de aprobados".
Antonio Martín Conejero, director del claustro de profesores de CTO, considera "los exámenes suelen mantenerse, año tras año, en un nivel de dificultad muy similar. Hay que tener en cuenta que un buen examen no es el que es fácil o difícil, sino el que permite discriminar". Es decir, que sirva para diferenciar entre los que tienen un nivel de conocimientos más alto y más bajo.
En ese sentido, Martín Conejero señala que "probablemente el año en el que el examen MIR constó de 175 preguntas no permitió discriminar entre los diferentes aspirantes, mejorando la clasificación del resultado MIR con el nuevo examen de 200 + 10 preguntas".
A más preguntas, más tiempo ha durado el examen, lo cual se ha asociado a que puede generar más cansancio y estrés para los candidatos. ¿Puede considerarse que este factor también influye en la dificultad de la prueba? "Los exámenes más largos exigen mayor capacidad de concentración durante más tiempo y esto puede afectar a muchos alumnos", opina Corres, "pero, por otro lado, los que tienen menos preguntas pueden suponer un estrés añadido por la sensación de que cada pregunta es más importante. En resumen, no consideramos que la duración de la prueba sea tan importante".
Javier Colomina, coordinador de FarmaFIR, opina que "responder a la pregunta sobre si ha ido cambiado la dificultad del examen MIR con objetividad y datos es complicado. Para caracterizar los resultados, habría que disponer de los listados de resultados definitivos de una serie de años y analizar, para convocatoria, el número de presentados, el porcentaje de personas que pasan la nota de corte, las medias y rangos de resultados en examen tanto del total de aspirantes como de los que finalmente sacan plaza y la media y rangos de respuestas correctas, erróneas y no contestadas tanto del total como de los que finalmente sacan plaza".
Por otra parte, para caracterizar a los alumnos, habría que tener en cuenta el porcentaje de alumnos españoles versus los extranjeros, mujeres frente a hombres y media y rangos de expedientes tanto del total como de los que finalmente sacan plaza.
Si bien "con todo esto te podrías hacer una idea un poco objetiva de la dificultad de un año para otro", también habría que caracterizar el examen por el porcentaje de preguntas por asignaturas, el número de preguntas del examen y el porcentaje de preguntas anuladas".
Asimismo, "también es relevante caracterizar los conocimientos del alumnado: dónde han estudiado (universidad publica versus privada y localidad de la universidad) los aspirantes y donde se han preparado la oposición y el porcentaje de repetidores".
"Por todo esto valorar de forma objetiva la dificultad (o no) del examen oficial FIR en las distintas convocatorias es muy complicado, a no ser que en un determinado año las puntuaciones obtenidas por los aspirantes en el examen disminuyeran muy significativamente, situación que, al menos en los últimos 20 años, no ha ocurrido". En general, la impresión en FarmaFIR es que los exámenes "van teniendo algo más de dificultad de un año para otro, pero que dicha dificultad se ve minimizada, o incluso neutralizada, por la mejor preparación de los aspirantes".
Colomina señala que la puntuación media del examen en los aspirantes FIR que pasaron el punto de corte fue de 61,5 puntos en 2019 y 62,6 puntos en 2020. La puntuación media de los primeros 300 aspirantes fue de 80,6 puntos y de 79 en 2020. "De estos datos se deduce, a priori, que la dificultad de los exámenes del FIR 2019 y 2020 fue similar".
Miguel Bravo Lázaro, director de la academia GoFIR, explica que ellos tendrían en cuenta "las valoraciones de los alumnos de cada año, las diferentes variables del número de preguntas totales de cada convocatoria y los alumnos presentados por cada convocatoria. La nota de corte así como la media de los 100 mejores exámenes aplicando las correcciones pertinentes mencionadas al comienzo te hace valorar de una forma más objetiva al tipo de examen al que se enfrentaron". No obstante, recuerda que "independientemente de que sea más fácil o más difícil, es el mismo para todos".
Por ejemplo: el examen FIR del año pasado lo aprobaron un 83,6% de los candidatos, frente al 88,7% de 2021 y 90% de los años anteriores... ¿fue el del año pasado realmente más complicado que otros? "La media de los 100 primeros de un año y otro es de menos de una neta. Digamos que pudo ser un pelín más complicado, pero, ¿qué más da al ser el mismo para todos ? No es excusa un examen más o menos difícil en el FIR para no sacar plaza".
Noelia Suárez, coordinadora general de Oposalud, cree que la dificultad del examen se puede valorar "por las netas del examen de los opositores, nota media y cómo se dibuja la curva de Gaus”. Por el contrario, señala que la proporción de aptos suele ser muy similar en el examen EIR todos los años.
En cuanto a la nota media, comparando los exámenes EIR de 2019-2020 y 2020-2021, en líneas generales, se sacaron menos netas en el segundo examen. Según cálculos de Alfredo Carnicero, matrón y responsable de Oposalud (@alfreopeir en Instagram), mientras que en la posición 100, la puntuación sería de unas 52 netas sobre 100 preguntas en 2020 y de 52,7 preguntas sobre 100 en 2021, en la posición 900, la puntuación sería de 42,3 y de 39,8, respectivamente. En el número de orden 1.500, la puntuación sería de 38,4 netas para 100 preguntas en 2020 y 34,4 netas en 2021.
No obstante, su percepción es que "en los últimos 3 años la dificultad es muy alta". No solo se nota en las netas, sino que además considera que "se están haciendo preguntas poco accesibles que no hacen mucha justicia al tiempo invertido en el estudio. Por ejemplo, preguntan mucho sobre guías de práctica clínica, que pueden tener tranquilamente 300 páginas. Lógicamente, a un alumno no le puedes pedir que se estudie todo eso y aunque se lo damos “masticado”, es difícil llegar a ese tipo de preguntas..."
Métodos psicométricos
Como apuntaban Colomina y Suárez, también hay que tener en cuenta los contenidos del examen. Jiménez-Fonseca explica "el interés de usar métodos psicométricos basados en la teoría clásica de los test o de respuesta al ítem es que permiten disponer de indicadores objetivos que son de gran utilidad a la hora de comparar entre sí pruebas, o de clasificar preguntas en categorías (fácil, regular, difícil, discriminativa, no discriminativa, etc.) según criterios aceptados por la comunidad científica".
La academia Curso MIR Asturias ha realizado varias publicaciones sobre la medición psicométrica de la dificultad y discriminación del MIR desde 2009. Si bien los valores promedio varían cada año, "en general, permiten afirmar que el examen suele discriminar adecuadamente". Los últimos publicados comparan los resultados del MIR de 2018 con los nueve años anteriores y "concluimos que la disminución de la discriminación medida en las convocatorias 2016, 17 y 18 puede estar en relación con el aumento de la proporción de españoles recién graduados, con unos conocimientos teóricamente más homogéneos, presentados a dichas convocatorias".
Volviendo al ejemplo de la comparativa entre las convocatorias de 2019 y la de 2021, Jiménez-Fonseca señala que "el término "aprobado" puede emplearse para describir diferentes situaciones: porcentaje de médicos que superan la nota de corte, que pueden elegir plaza, que realmente escogen plaza, etc.... Además, a cada examen MIR se presenta un número diferente de médicos; la nota de corte y su cálculo puede variar de una convocatoria a otra, el número de plazas ofertadas varía cada año y, salvo en la última convocatoria, no todos los que superan la nota de corte pueden normalmente elegir plaza. Todos estos factores dificultan las comparaciones de "aprobados" de un año al siguiente".
Además, la coordinadora del Curso MIR Asturias destaca que "no existe un nivel único de dificultad de la prueba, sino una dificultad distinta para cada tipo de alumno, en función de su conocimiento. La variación de la dificultad de las preguntas no es lineal, entendiendo como tal que no es posible establecer una regla de tres que relacione el nivel de conocimiento de un médico con el resultado que obtiene en la prueba".
Valoramos con las academias qué factores influyen en el grado de la dificultad de las pruebas de acceso a la formación sanitaria especializada. Off Nuria Monsó. Madrid EIR FIR Profesional Joven Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/MA08NF1
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