Con un fármaco de apenas 2 euros se podría proteger un cerebro tras haber sufrido un ictus y reducir muchas de sus secuelas, beneficiando así a millones de pacientes. Se trata del metoprolol, medicamento de la familia de los betabloqueantes, empleado en la clínica desde hace más de 40 años en cardiología, que ahora ha demostrado tener un efecto neuroprotector único.
Lo confirma un trabajo llevado a cabo por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CiberCV), dirigido por Borja Ibáñez y publicado en Journal of Pharmacology.
Los accidentes cerebrovasculares (ACV) son una de las principales causas de muerte en el mundo occidental. El ictus isquémico, que se produce cuando se obstruyen las arterias cerebrales, impidiendo así que la sangre llegue al cerebro, es el evento más común.
Actualmente, existen pocas alternativas terapéuticas para tratar las consecuencias de un ictus. Una de las más graves es la muerte de las neuronas a causa del tiempo sin oxígeno o la inflamación cerebral que ocurre tras la reapertura de la arteria obstruida, que provocan un daño en el cerebro que es el responsable de gran parte de las secuelas que tienen los supervivientes.
Sin embargo, se abre una posible esperanza pues el grupo dirigido por Ibáñez, director del departamento de Investigación Clínica del CNIC, cardiólogo del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y jefe de grupo en el CiberCV, ha demostrado en un modelo de rata que el tratamiento con metoprolol es capaz de proteger al cerebro durante un ictus y reducir considerablemente sus consecuencias posteriores. Así, las ratas que recibieron metoprolol intravenoso durante el curso del ictus, mostraron una menor inflamación cerebral y muerte neuronal que, a largo plazo, se tradujo en una mejoría en las capacidades neuromotoras del animal.
Reposicionamiento
Según Ibáñez, "este tipo de estudios abre la puerta a poder investigar en ensayos clínicos la utilidad de metoprolol en pacientes con ictus cerebral isquémico, algo que podría ayudar a evitar las secuelas neurológicas de los supervivientes reduciendo así el coste para el sistema de salud", afirma Ibáñez, quien considerar que reposicionar 'viejos' fármacos para uso en nuevas patologías "es una de las líneas de investigación con mayores beneficios para el sistema sanitario en general y los pacientes en particular".
El grupo que coordina Ibáñez lleva más de una década estudiando las propiedades del metoprolol, un fármaco betabloqueante utilizado desde hace más de 40 años en pacientes con hipertensión arterial o arritmias.
Demostraron que este fármaco era beneficioso en pacientes que estaban sufriendo un infarto de corazón. El momento 'eureka' del grupo fue cuando se descubrió el mecanismo por el cual el metoprolol protegía el corazón durante un infarto: la inhibición de la inflamación exacerbada mediada por un tipo de células del sistema inmune, los neutrófilos. "Cuando descubrimos el mecanismo de acción, pensamos que se podía aplicar a otras patologías, donde la hiperactivación de los neutrófilos juega un papel relevante".
Siguiendo esta pista, los investigadores demostraron recientemente que el metoprolol reduce la inflamación exacerbada en los pulmones de pacientes con la covid-19 severa. "Además de bloquear la hiperactivación de neutrófilos proinflamatorios, parece tener la capacidad de favorecer selectivamente la actividad reparadora de los neutrófilos llamados 'antiinflamatorios', lo que se traduce en una mejoría de la zona afectada", explican , explica Agustín Clemente Moragón, investigador predoctoral en el CNIC y co-primer firmante del trabajo.
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