El tabaco es una sustancia con importantes efectos negativos sobre la salud. Las investigaciones llevadas a cabo han permitido descubrir su papel clave en enfermedades tan importantes como el cáncer de pulmón. Pero sus efectos perniciosos no se centran únicamente en el sistema respiratorio, sino que su toxicidad afecta a muchas otras partes del organismo, siendo la piel una de las más perjudicadas.
"Los últimos estudios en dermatología señalan que muchas enfermedades cutáneas se agravan con el tabaco o este se considera un disparador, como es el caso de la psoriasis, la pustulosis palmoplantar, la hidradenitis supurativa, el lupus y los carcinomas escamosos de piel o de la cavidad oral", explica Blanca González, vocal de Dermofarmacia del Colegio de Farmacéuticos de La Coruña.
La hidroxilación del estradiol inducida por el tabaco se manifiesta por un relativo hipoestrogenismo y, como consecuencia, aparecen sequedad y atrofia cutánea
Debido a su implicación como agente causante y agravante de múltiples enfermedades, no es de extrañar que también buena parte de los esfuerzos de investigación más actuales se centren en buscar cómo ayudar a reducir su consumo, como añade Gema Herrerías, vocal de Dermofarmacia del Consejo Andaluz de Colegios de Farmacéuticos (Cacof). "Se está intentando comprender mejor la adicción a la nicotina para desarrollar estrategias específicas preventivas y de tratamiento".
Según las expertas, los mecanismos que desencadena el tabaco y que tienen un efecto negativo sobre la piel son bastante conocidos, gracias a la prolífica investigación que se ha llevado a cabo en los últimos años. Entender cómo funciona el tabaco en la piel ha servido para poder desarrollar posteriormente estrategias que ayuden, de alguna manera, a paliar estos efectos.
Peor cicatrización y más arrugas
Una piel más apagada y arrugada. Pero, ¿cómo es la piel de los fumadores y qué lesiones presenta? "La pieles de los fumadores tendrán peores procesos de cicatrización y mayor formación de arrugas por una menor vascularización y oxigenación; están más expuestas al calor y tienen más riesgo de formación de radicales libres y sufrir elastosis cutánea, xerosis y también las conocidas como código de barras o arrugas verticales alrededor del labio producidas por la repetición del movimiento al fumar”, responde González, quien no se olvida de otros efectos negativos, como la "pérdida de elasticidad y firmeza cutáneas y que la piel muestra un tono cetrino, apagado y con falta de luminosidad".
En una revisión publicada en Actas Dermo-Sifiliográficas, firmada por M. Just-Sarobé, del Servicio de Dermatologia de la Fundació Salut Empordà, del Hospital de Figueres, en Gerona, también se dice que los estudios confirman que "la exposición continua a una fuente de calor, como es el cigarrillo encendido, podría participar en el incremento de la elastosis que hallamos en la piel de la cara de los individuos fumadores".
El aumento de los radicales libres de oxígeno o ROS provocado por el tabaquismo se puede combatir con antioxidantes, como las vitaminas C y E y niacinamidas
Igualmente, confirma que varios estudios "han mostrado que la dermis de los fumadores presenta un incremento de la densidad y del número de las fibras elásticas, tanto de la piel fotoexpuesta como de la no fotoexpuesta respecto a los no fumadores".
Por otra parte, confirma que "el tabaco y la exposición solar actuarían de manera aditiva, potenciando los efectos del envejecimiento fisiológico sobre la piel". El trabajo añade: "Estos cambios que ejerce el hábito de fumar sobre la piel del rostro suelen manifestarse a partir de los 35 años y son directamente proporcionales al grado de consumo. Como consecuencia de ellos los individuos fumadores parecen prematuramente viejos, con la piel más apagada, castigada y falta de vida, así como con arrugas más profundas y tempranas y ojeras más marcadas".
La Fundación Piel Sana advierte de que "no menos importante es la hidroxilación del estradíol inducida por el tabaco, que se manifiesta clínicamente por un relativo hipoestrogenismo y, como consecuencia de ello, sequedad y atrofia cutánea. Al haber disminución de estrógenos existe un relativo aumento de los andrógenos. Se piensa que también hay un factor genético, puesto que muchos fumadores no sufren este envejecimiento", aclara.
La limpieza del rostro mañana y noche es imprescindible en todas las personas, pero más en fumadores, pues se eliminan las sustancias nocivas adheridas a la piel
Herrerías menciona otro daño causado por el tabaco y es la inhibición de la proliferación de macrófagos y fibroblastos. "Los fibroblastos dérmicos reducen su actividad, migración y proliferación; por lo tanto, disminuye la cicatrización de heridas y aumenta la liberación de elastasa".
Y la cosa no termina aquí, pues fumar provoca un aumento de los radicales libres de oxígeno o ROS. La vocal del COF de La Coruña especifica cómo actúan: "Los ROS producen daños en los fosfolípidos, en las proteínas y en los ácidos nucleicos en un proceso denominado estrés oxidativo. Las metalaproteinasas se encargan de la remodelación de los componentes proteicos de la matriz extracelular, produciendo una disminución de la tensión mecánica de los fibroblastos. Ambos procesos se asocian a un envejecimiento prematuro de la piel".
El papel de la cosmética
Precisamente, "los daños que los ROS generan podemos revertirlos con la utilización de activos cosméticos antioxidantes. Estos son moléculas que atrapan a los ROS y los neutralizan, evitando, así, el proceso denominado estrés oxidativo", explica a CF Rosa Catalina Ortiz, miembro del Grupo de Trabajo de Dermatología de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac). Dentro de este tipo de activos menciona diversas moléculas como las vitaminas C y E, las niacinamidas o el ácido ferúlico, que, además, aportarán luminosidad a la piel.
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