Hoy viernes se publica la nueva guía conjunta sobre insuficiencia cardiaca (IC), consensuada por el Colegio Americano de Cardiología, la Asociación Americana del Corazón y la Sociedad Americana de Insuficiencia Cardiaca (ACC, AHA y HFSA en sus siglas en inglés, respectivamente), adaptada a los resultados de los estudios más recientes y con renovación de las pautas de 2013 parcialmente actualizadas en 2017.
En la guía se hace especial hincapié en la prevención de esta enfermedad desde sus primeros signos, que podrían considerarse “pre-insuficiencia cardiaca”, y en las actuales estrategias de tratamiento para personas con IC sintomática con inhibidores de SGLT-2 (cotransportador sodio-glucosa tipo 2 para tratar diabetes).
Las recomendaciones se extienden a amiloidosis cardíaca, complicaciones cardio oncológicas y a comorbilidades, además de detallar los dispositivos implantables y las terapias avanzadas para los pacientes en la llamada “etapa D”, la más grave de la IC. De hecho hace una redefinición más precisa de las distintas fases de la enfermedad (A,B, C y D) que se publica simultáneamente en Circulation, el Journal of the American College of Cardiology y el Journal of Cardiac Failure.
Las causas más comunes de la IC son el estrechamiento de las arterias cardíacas, el ataque cardíaco, la presión arterial alta y la enfermedad cardíaca valvular. Pero hay más: cardiomiopatías familiares o genéticas, amiloidosis, enfermedades metabólicas, trastornos autoinmunes o exposición a cardiotóxicos, como quimioterapia y otros medicamentos. Ahora los autores de la guía subrayan la importancia de la prevención primaria tanto para quienes tienen riesgo de insuficiencia como de pre-insuficiencia cardiaca. Por tanto, abogan por dos medidas esenciales: optimizar el control de la presión arterial y mantener un estilo de vida saludable.
Cuatro etapas progresivas
La nueva guía ha revisado las etapas que los expertos de ACC/AHA estratificaron hace años para definir el desarrollo y la progresión de la IC. En la nueva aproximación se concede más importancia a identificar precozmente sus factores de riesgo (etapa A) e iniciar su abordaje antes de que haya cambios estructurales o signos de empeoramiento de la función cardiaca (etapa B) antes de la insuficiencia cardiaca.
Las cuatro etapas quedan así en el nuevo consenso:
• Etapa A: Riesgo de IC. Sin síntomas, cardiopatía estructural o análisis de sangre que indiquen lesión del músculo cardíaco. Esta etapa es la que puede afectar a personas con HTA, diabetes, síndrome metabólico y obesidad, exposición a medicamentos o tratamientos que pueden dañar el corazón, o riesgo hereditario de IC.
• Etapa B: Pre-IC. Sin síntomas o signos de insuficiencia cardíaca, aunque puede haber enfermedad cardíaca estructural (fracción de eyección reducida, agrandamiento del músculo cardíaco, anomalías en la contracción de ese músculo o enfermedad de las válvulas). Asimismo, mediante ultrasonido podría detectarse aumento de las presiones de llenado ventricular; o que se agreguen a los factores de riesgo de la etapa A niveles elevados de péptido natriurético tipo B o troponina cardíaca persistentemente elevada (indicador de lesión del músculo cardíaco).
• Etapa C: IC sintomática. En esta fase ya hay cardiopatía estructural con síntomas de insuficiencia cardíaca: dificultad para respirar, tos persistente, hinchazón, fatiga y náuseas.
• Etapa D: IC avanzada. Síntomas que interfieren en la vida diaria, difíciles de controlar y que conllevan hospitalizaciones recurrentes a pesar de la terapia médica continuada
Hay otra clasificación estadounidense, la de la Asociación del Corazón de Nueva York, que va desde la clase I hasta la IV, pero se utiliza solo en las etapas C y D para describir la capacidad funcional de los pacientes y decidir el tratamiento.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/AsymMTi
No hay comentarios:
Publicar un comentario