En este momento, el principal obstáculo al que se enfrentan los programas de vacunación contra el SARS-Cov-2 es de disponibilidad de las vacunas y no de capacidad de administrarlas. Pero, suponiendo que esa capacidad fuera total, ¿es posible que la cifra mágica anunciada del 70% de inmunizaciones en la población española para el próximo verano se convierta en realidad?
Los especialistas que han participado en el Congreso Virtual en Vacunas organizado por la compañía biofarmacéutica MSD, que este año destaca la importancia del abordaje de la prevención de enfermedades infecciosas de manera integral bajo el lema Unidad, confianza y responsabilidad: One Health, One World en el contexto de la covid-19, consideran que no es bueno generar falsas expectativas. Haciendo cálculos no refinados, para vacunar a 35 millones de españoles se precisan 70 millones de dosis de vacunas y, a fecha de hoy, sólo se ha vacunado a un millón de personas.
“Hay que ser realistas en un momento tan difícil como el que estamos viviendo. Ojalá nos equivoquemos, pero hay que ser muy prudentes, sin olvidar ser positivo y no ‘poner palos en la rueda’. Una campaña de vacunación es un hecho muy complejo, que aumenta además con las condiciones que hay que mantener con la vacuna que actualmente disponemos. La vacunación tendrá el ritmo que nos permita la disponibilidad de vacunas”, considera Pilar Arrazola, jefa del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, que ha coordinado una de las sesiones de este congreso.
Fecha difícil de concretar
Aunque es aventurado concretar una fecha, los profesionales sanitarios están haciendo esfuerzos para llegar a una cobertura aceptable lo más rápidamente posible, según María Fernández Prada, responsable del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Vital Álvarez Buylla en Mieres (Asturias), quien subraya además que transmitir a la población mensajes contradictorios no genera la confianza suficiente en los programas de vacunación. “Las vacunas se encuadran en el ámbito técnico y científico y no político. No están mezclados, aunque a veces lo parezca”.
Para Federico Martinón, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, y para Jesús de la Fuente, jefe de Sección de Ginecología y Obstetricia del Hospital Infanta Leonor de Madrid, lo importante no es tanto el cuándo sino seguir reforzando las medidas de seguridad hasta que, al menos, una parte importante de la población esté inmunizada. “Llegará cuándo tenga que llegar. Llevándolo a mi terreno, es como un parto”, señala De la Fuente. “Hay que tener claro que durante un tiempo vamos a vivir con la vacunación y con las medidas de prevención”, indica Martinón, quien considera que la previsible aparición de otras nuevas vacunas, con diferente actividad a la actual basada en ARN mensajero, no tiene por qué ocasionar incertidumbre, desconfianza o recelo entre la población.
Las reacciones adversas se vigilan estrechamente
“Los requisitos de seguridad y eficacia de las agencias reguladoras son iguales para todas las vacunas. Desde ese punto de vista, no hay ningún problema. Lo importante es vacunarse con la primera que esté disponible, abastecer al mercado para que los programas de vacunación se lleven a cabo con mayor facilidad. No hay ninguna razón diferencial ni información suficiente para utilizar, en estos momentos y preferentemente, una vacuna u otra; estamos utilizándolas según llegan. Los estudios comparativos vendrán después y serán los que perfilen diferencias específicas entre vacunas y que permitan emplear una determinada inmunización en un grupo concreto de personas”.
Una de las preocupaciones de algunos segmentos de población se centra en la aparición de reacciones adversas inmediatas –aunque ya están apareciendo análisis en las que se pone de relieve que son escasas y poco relevantes-, así como en las potenciales secuelas a largo plazo. En este sentido, Martinón es tajante: “todo lo relacionado con los efectos adversos es una información pública que debe notificarse a las agencias reguladoras y a las autoridades sanitarias. Si los hay, los hay y si no los hay, no los hay, pero es algo que vamos a controlar, medir y vigilar. Se está haciendo un reporte permanente de los efectos de las vacunas a las diferentes agencias reguladoras, hay comunicación entre los países y las agencias supranacionales los están controlando.
Estas medidas son las que, según el pediatra, están permitiendo observar, con tranquilidad, que después de más de 70 millones de personas que han recibido, al menos una dosis de alguna de las seis vacunas que se están utilizando en el mundo, “no haya acontecido ninguna situación excepcional, alguna alarma de seguridad en un momento en el que se está retransmitiendo toda la información en directo. Si se produjese alguna alteración en cualquier parte del mundo, lo sabríamos, en tiempo real y en directo; con toda seguridad”.
Este profesional, también ha lanzado un mensaje tranquilizador en relación con la presencia de nuevas variantes del SARS-CoV-2, preocupación de subyace actualmente en el contexto de las vacunas, ya que, de momento, no se ha notificado que éstas escapen a su actividad.
Los pilares de la confianza
Concienciación -un punto más o menos asegurado-, información -incluso de los efectos adversos en caso de que aparezcan-, demostración de vigilancia continua y comunicación son, para De la Fuente, las variables que deben potenciarse para afianzar la confianza en las vacunas, en general, y de la de covid-19, en particular. “Los recelos proceden de la seguridad, fundamentalmente, fenómeno que se reprodujo cuando se inició la vacunación del virus del papiloma humano (VPH) hace casi ya trece años. Con el coronavirus, la concienciación de su utilidad es muy elevada”.
Una encuesta realizada en Europa, incluida España, y Reino Unido, entre 23.000 personas y 13.000 sanitarios sobre la confianza en la vacunación contra el SARS-CoV-2 ha puesto de manifiesto que el 92% de los entrevistados confiaba en la inmunización; el 82% la considera segura y el 80% eficaces.
“La confianza se ha ido modificando y la actual, entre sanitarios y población general, es elevada. Se están observando amplias coberturas de vacunación y se considera como herramienta clave para la prevención y erradicación de esta enfermedad”, indica Fernández Prada, quien ha adelantado que la Sociedad Española de Vacunología ha comenzado un proyecto con 13.000 sanitarios sobre Aceptación de las vacunas para el SARS-CoV-2 “para mejorar las coberturas desde diferentes estrategias”.
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