La microbiota intestinal juega un papel mucho más importante de lo que se pensaba hasta fechas recientes en la cognición, tanto de los pacientes con obesidad como en personas sanas, así como en el control de los impulsos.
Este ha sido uno de los mensajes destacados por José Manuel Fernández Real, jefe de la sección de Diabetes del Servicio de Endocrinología y catedrático de Medicina de la Universidad de Gerona, en una conferencia en el marco del XVII Congreso de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), celebrado en Málaga.
Está claro que hay un diálogo entre el cerebro y las bacterias que pueblan nuestro intestino y ese diálogo es “mucho más rico de lo que inicialmente se pensaba”, ha señalado este especialista.
Dos tipos de microbiota
Así lo han demostrado los estudios llevados a cabo por el CiberOBN y el Instituto de Investigación Biomédica de Gerona, publicados en Cell Metabolism, con los que han logrado caracterizar un tipo de microbiota intestinal que se asocia con menos memoria inmediata y reciente, así como otro tipo que se vincula con un peor control de los impulsos.
“Desde hace mucho tiempo se sabe que las bacterias presentes en nuestro intestino producen vitaminas, lo que ahora hemos visto es que también consumen vitaminas y otros factores como el triptófano, un aminoácido aromático básico para la síntesis de neurotransmisores. Que haya mayor o menor consumo de estos productos se asoció con más o menos memoria reciente y con un mejor o peor control de impulsos”.
El del triptófano es uno de los metabolitos que el equipo de investigadores dirigidos por Fernández Real ha caracterizado mejor, observando que las personas con obesidad que a la vez padecen trastornos en la memoria presentan alteraciones en el metabolismo de este aminoácido aromático y una menor presencia en el torrente sanguíneo, alteraciones relacionadas a su vez con la presencia de determinadas bacterias en su microbiota.
“Lo importante no son tanto las bacterias como las enzimas, es decir, la función de las bacterias y toda la cascada de reacciones bioquímicas y el conglomerado de funciones paralelas que hace que un peor metabolismo del triptófano se relacione con menos memoria a corto plazo y peor control de impulsos”, explica Fernández Real.
¿Causa o consecuencia?
“No tenemos muy claro si lo que encontramos es causa o consecuencia pero lo que sí está asentado es que hay elementos que van juntos, en este caso, microbiota característica y control de impulsos, de tal modo que un deficiente control de impulsos se asocia a una determinada dieta y esa dieta determina cambios en la microbiota que seguramente a su vez modulan el control de impulsos”, señala este experto.
Otro de los elementos mejor caracterizados es la vitamina B1, de tal modo que se ha visto que pacientes con obesidad que tiene menos memoria presentan una microbiota con bacterias que secuestrarían la vitamina B1 dentro de ellas, limitando su absorción por el huésped.
Esto hace que no sean válidos los requerimientos universales de administración de una vitamina dada porque esos requerimientos serían distintos en función de la microbiota intestinal de cada persona.
Los trastornos de la cognición con los que se relaciona esta microbiota son una menor memoria inmediata y menor memoria a corto plazo. La memoria a largo plazo no se asoció a la composición y funcionalidad de la microbiota, “seguramente porque esta memoria dependería directamente de nuestras neuronas”.
El gran reto que se deriva de este conocimiento es tratar de diseñar dietas no estandarizadas sino individualizadas para cada persona en función de la composición de su microbiota intestinal.
Modulación cerebral
“Pensábamos que éramos dueños de nuestra memoria y de nuestros impulsos y vemos que no lo somos tanto sino que las bacterias de nuestro intestino modulan de forma considerable cómo funciona nuestro cerebro”, señala el catedrático.
Otro mensaje resaltado por este especialista es que cuando se trata de modificar los hábitos alimenticios de una persona con obesidad “no se debe hacer de una forma estandarizada sino que nuevamente la educación terapéutica tiene que ser también individualizada, en función de las alteraciones en la cognición que pueda tener esa persona. Si existen una menor memoria puede ser que no se estén fijando bien los mensajes que se le quieren hacer llegar, no asimilando correctamente los conocimientos que se le están explicando".
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