Si algo ha quedado patente en la pandemia es que los farmacéuticos, en sus distintos ámbitos de ejercicio profesional, han estado siempre al pie del cañón, dispuestos a proponer soluciones ante cualquier problema que afectase a la salud del paciente. Un claro ejemplo de ello son las iniciativas de colaboración que se han establecido entre distintos servicios de Farmacia Hospitalaria y oficinas de farmacia para, con la ayuda de la distribución, acercar la medicación a pacientes externos a través de las boticas, evitándoles acudir al hospital para reducir el riesgo de contagio. Si bien en algunas regiones, experiencias de este tipo ya se hacían a menor escala, la crisis de la covid-19 ha dado un empujón a estas colaboraciones y ha sentado las bases de iniciativas colaborativas que han llegado para quedarse.
Esto se ha puesto de manifiesto en un debate profesional celebrado de manera virtual, organizado por Correo Farmacéutico con la colaboración del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, bajo el nombre Farmacia hospitalaria y comunitaria en la dispensación colaborativa de medicamentos y enmarcado dentro de una serie de encuentros titulada Somos Farmacéuticos.
En este foro han participado Miguel Ángel Calleja, jefe de Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Virgen Macarena (Sevilla); Luis Noriega, farmacéutico comunitario en Mataporquera (Cantabria); Jordi de Dalmases, expresidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona y vicepresidente del Consejo General de COF, y Laura Rodríguez, directora técnica farmacéutica de Fedefarma. Todos ellos han presentado en primera persona proyectos en los que han participado y que son ejemplos de cómo se ha extendido esta dispensación colaborativa por todo el territorio nacional.
En Andalucía
El programa en el que participa Calleja, desde su hospital sevillano, es una muestra clara de cómo la pandemia ha potenciado esta colaboración conjunta. Según explica, antes de la pandemia el programa de telefarmacia en el que trabajaban apenas contaba con 200-250 pacientes, y la mayoría de envíos de medicamentos se hacía principalmente al domicilio del paciente o al centro de salud. Con la llegada de la crisis sanitaria esto cambió: “Cuando comenzó la pandemia, empezamos a contactar con los pacientes para informarles de que la atención iba a ser no presencial. Comenzamos con el home delivery durante el primer mes, pero se firmó un convenio con el Consejo General de COF –en nuestro caso con el COF de Sevilla– mediante el cual podíamos hacer la dispensación colaborativa con el farmacéutico comunitario. Fue entonces cuando priorizamos este modelo, de forma que pasamos de 250 pacientes a prácticamente unos 7.000 en un tiempo récord; y de ellos, a casi el 90-95% se le dispensaba mediante la farmacia comunitaria, de forma que durante la pandemia [en los primeros meses] se ha distribuido colaborativamente a cerca de 180-200 pacientes diarios. Ahora estamos en torno a 120 pacientes diarios y el resto ya están viniendo de forma presencial”.
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El ejemplo cántabro
El caso que narra Noriega sobre cómo se articuló esta colaboración en Cantabria guarda muchas similitudes con el anterior: en un tiempo récord se articuló un circuito hospital-distribución-oficina de farmacia para evitar que los pacientes acudiesen a los centros hospitalarios. “Nosotros, anteriormente, no hemos participado en ninguna iniciativa previa de reparto de medicamentos. Tenemos solo un antecedente, que es la dispensación de quetiapinas en la farmacia fuera de indicación farmacéutica, que antes se realizaba en los hospitales y que se ha conseguido que se haga desde la farmacia, acompañada de una campaña de seguimiento de posibles problemas relacionado con el uso de estos medicamentos”.
A este inicio se sumaron el Hospital Clínic y el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, que comenzaron a trabajar en un proyecto para llevar a cabo esta dispensación colaborativa. “Cogimos las bases del proyecto, hicimos un protocolo, nos coordinamos con el CatSalut y nos autorizaron tanto a realizar la teledispensación desde los hospitales como a hacerla a través de las oficinas de farmacia. Hemos contado con la colaboración de Fedefarma, que es nuestro distribuidor mayoritario”, explica.
En este proyecto, la comunicación hospital-botica se hace a través de la plataforma de servicios del Consejo de COF de Cataluña: Farmaserveis.
Junto a esto, De Dalmases subraya que iniciativas como esta “han mostrado aquello de lo que somos capaces por la organización que tenemos y por las garantías que damos”.
Además, como vicepresidente del Consejo General, pone de relieve las dos acciones principales que hizo la máxima institución colegial en este ámbito: elaborar un protocolo general de actuación sobre estas iniciativas de colaboración para todo aquel que quisiera utilizarlo y establecer un acuerdo con la patronal nacional de la distribución farmacéutica, Fedifar, con el fin de impulsarlas.
Desde el almacén
Rodríguez ofrece la visión desde el prisma de la distribución, muy implicada en estas iniciativas. Explica que Fedefarma trabaja en este proyecto colaborativo con 2.799 farmacias de Cataluña y 199 farmacias de la Comunidad Valenciana; y que su objetivo, además de "colaborar con la salud pública", es trabajar en beneficio de la población. "Ver que esto repercute en el paciente da una gran satisfacción, porque al final todos somos farmacéuticos".
Si bien en la Comunidad Valenciana trabajan en estas iniciativas junto a otras empresas de distribución, en Cataluña es Fedefarma la encargada de hacer el reparto de medicación a las farmacias desde los hospitales. "Y no es ir a un hospital concreto a buscar las medicaciones, es recoger en cerca de una treintena de hospitales paquetes individualizados con medicación todos los días", añade. De hecho, afirma que hasta el mes de abril habían realizado más de 27.000 entregas.
A pesar del esfuerzo que supone, se muestra muy satisfecha con el resultado que se está obteniendo, con cómo se está ayudando al paciente y con cómo se está poniendo en valor la capacidad de la distribución: "Me parece brillante haber tenido esta visión de aprovechar las redes capilares de las entidades de distribución para, por un lado, ahorrar costes y, por otro, agilizar estas entregas".
Más allá de las particularidades de todas las experiencias que se han puesto en común en este debate, los participantes coinciden en que ha sido esencial la colaboración de las administraciones sanitarias para ponerlas en marcha y piden que profesionales y representantes políticos aúnen fuerzas para que se mantengan en el tiempo.
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