Las virtudes que hacen del modelo farmacéutico español una referencia a nivel mundial (capilaridad, arraigo territorial o valor humano y profesional) son también los puntos y fortalezas sobre los que se sustenta su capacidad para contribuir a la transformación e innovación social en España. En un contexto con cambios y novedades que se suceden a gran velocidad, la capacidad de adaptación e impulso de las farmacias surgen como un motor y ejemplo en este campo y, por ello, será uno de los grandes asuntos que se van a analizar y debatir en el Congreso Nacional Farmacéutico que organiza el Consejo General de COF en Sevilla el próximo mes de septiembre.
Según Ana López Casero, miembro del comité directivo del Consejo de COF, la farmacia “es un activo fundamental en la transformación social del país y en la consecución de los objetivos de la Agenda 2030 del Gobierno de España”. La amplia red de farmacias ya constituye en sí misma “una conquista social de nuestros ciudadanos y una infraestructura estratégica de asistencia y de conocimiento para el SNS de gran carácter social y capilaridad territorial”. Y los 55.000 farmacéuticos comunitarios que trabajan en ellas, con su vocación de servicio, formación, empatía y conocimiento de sus comunidades, se “convierten en profesionales sanitarios 360 grados pudiendo abordar la salud, como nos dice la OMS, como un estado completo de bienestar físico, mental y social”. Todo lo anterior posibilita que la red de farmacias se convierta en una red de impacto social positivo y coloca al farmacéutico como agente de cambio social clave para mejorar la salud y el bienestar de las comunidades donde ejercen su labor profesional, “desarrollando acciones en colaboración con el resto de profesionales sanitarios y sociales, con las administraciones públicas y con organizaciones del tercer sector”
Domingo Ortega, farmacéutico comunitario en Écija (Sevilla), hace hincapié en que ese papel estratégico como “agente de salud integrado en el espacio de convivencia”. Considerado como sanitario de referencia, su cercanía y confianza con sus vecinos, y su imbricación en el tejido social, “trasciende del acceso al medicamento abarcando también labores fundamentales tanto en la salud pública (promoción de la salud y prevención de la enfermedad) como en la detección de problemas comunes en la comunidad, conflictos sociales, alertas de vulnerabilidad, situaciones de exclusión social, etc., prestando ayuda a la población más vulnerable de forma que facilita su integración y su plena participación en la sociedad”. En este sentido, añade, existe evidencia cada vez más clara sobre la influencia que tiene en la salud la estructura social, política y económica en la que se vive, de forma que pesa más en la salud el código postal que el código genético.
Manuel Ángel Galván, presidente del COF de Santa Cruz de Tenerife, coincide en que “la farmacia juega un innegable y evidente papel en la tarea asistencial que no se valora lo suficiente, porque se hace siempre de una forma eficiente, incluso en periodos de gran dificultad, como, por ejemplo, la que hemos sufrido con la pandemia y continua con la situación bélica y de desabastecimiento e inflación que estamos viviendo actualmente”. Y la faceta social “siempre ha estado presente”, pero ha destacado estos dos últimos años por la gran cantidad de iniciativas sociales que han surgido para dar respuesta a la nueva situación, la atención farmacéutica a pacientes vulnerables que no se podían desplazar de sus domicilios, la lucha contra la violencia de género, el acercarse a los barrios mas desfavorecidos acompañados de ONG para ayudar a pacientes sin atención farmacéutica, las campañas de divulgación y de desmentir bulos “y muchas otras mas que han surgido para dar solución de una forma ágil a los problema que han ido surgiendo y que una red digital y profesional sanitaria es capaz de dar obteniendo unos resultados excelentes”.
Ejemplos
En cuanto a ejemplos, apunta López Casero, “la farmacia y los farmacéuticos llevamos mucho tiempo desarrollando programas con impacto social, alineados con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y sobre todo con el ODS 3: salud y bienestar: Campañas de educación sanitaria, de cribado y detección precoz de enfermedades oncológicas, programas para evitar la resistencia a antibióticos, estudios de investigación, etc”. Además, la farmacia ha desarrollado múltiples iniciativas con Asociaciones de Pacientes, fundaciones, es miembro del Pacto de Estado contra la Violencia de Genero, etc. “Es decir, la vocación social de la farmacia española no es de hoy, viene de lejos”, incide la representante del Consejo. Pero ha sido fundamentalmente en la pandemia donde la farmacia y el farmacéutico, más allá de garantizar el acceso y el buen uso de los medicamentos a todos los ciudadanos a los que no les ha faltado su medicamento, ha desarrollado una gran labor en el ámbito de la salud pública y de la salud social. “Me refiero a su importante papel en el cribado y detección precoz de la covid-19, en la desactivación de bulos y transmisión de información rigurosa al ciudadano, en la sensibilización y educación necesaria para las campañas de vacunación de covid y en la detección precoz de situaciones de vulnerabilidad como soledad no deseada o de violencia de género, donde la farmacia ha sido un auténtico radar social”. Y por supuesto lo ha hecho “en colaboración con las administraciones públicas y el resto de los profesionales sanitarios”.
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