En octubre del año pasado, la OMS publicó su primera lista de hongos que constituyen una amenaza para la salud. Desde hace algún tiempo, el organismo lleva advirtiendo de que la resistencia a los antimicóticos podría ser la gran pandemia que nos espera. El 11 de mayo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) informaron de dos casos de tiña resistente a los medicamentos en Nueva York, notificados entre diciembre de 2021 y marzo de 2023.
El primer caso fue el de una mujer de 28 años que no había salido del país y en el verano de 2021 desarrolló la erupción en su tercer trimestre de embarazo. El tratamiento que funciona de base (terbinafina) no lo hizo y se usó itraconazol, que resolvió el problema aunque la paciente sigue monitorizada por si hay una posible recurrencia. El segundo caso, una mujer de 47 años, desarrolló la tiña en el verano de 2022 mientras estaba de viaje en Bangladesh. Tampoco funcionó la terbinafina, lo hizo al 80% otro tratamiento (griseofulvina) y estaban considerando el itraconazol al confirmarse la sospecha de que se trataba de Trichophyton indotineae, una nueva especie de hongo dermatofito que en la última década está dando problemas en el sur de Asia (en la India han alcanzado proporciones epidémicas).
No es lo habitual y por ahora con el debido tratamiento la tiña no supone un mayor problema, pero conviene vigilar las posibles resistencias a los antimicóticos derivadas de un mal uso, como apuntan los CDC a la causa de la irrupción de esta nueva especie.
Precisamente todos recordamos el brote de tiña que se detectó en las peluquerías de toda España a principios de este año, algo llamativo porque nos suena a una cosa viejuna, de otras épocas. Las tiñas o dermatofitosis se producen por los dermatofitos, un tipo de hongo especializado en alimentarse de la queratina (la proteína del pelo, la piel y las uñas). Según su hábitat, pueden ser antropófilos (habitan en el ser humano), zoófilos (en los animales) o geófilos (en el suelo) y se pueden contagiar de humano a humano, de animal a humano o de objeto a humano (por contacto con superficies que ha tocado un humano o animal infectado).
La tiña de la cabeza o tinea capitis es muy contagiosa (basta un contacto menos prolongado que en la sarna) y afecta sobre todo a niños de seis meses a 12 años, con ligero predominio en varones. Lo curioso es que el brote que se detectó a principios de año fue entre adolescentes (con una media de 19 años), en este caso asociado a los rasurados y degradados que se realizan los jóvenes en las zonas occipital y temporal de forma semanal en las peluquerías y provocados con toda seguridad por compartir maquinillas eléctricas y material infectado que no había sido debidamente desinfectado.
"Los hongos que habitan en el humano suelen dar tiñas no inflamatorias, producen cierta rojez, descamación, pero no una gran inflamación por lo general. Los zoófilos cuando se pasan de un animal a un humano sí que es más probable que den una tiña inflamatoria, con fiebre, supuración, adenopatías en los ganglios, o sea, más 'escandalosa', y si no se trata con la debida premura puede dar una alopecia cicatricial. Y los geófilos son una mezcla, no es ni tan inflamatoria como la de los zoófilos ni tan poco inflamatoria como la de los antropófilos", explica Leonardo Bascón, dermatólogo del Hospital General de Granollers (Barcelona) y autor principal del estudio Brote de dermatofitosis en región de cabeza y cuello asociadas al rasurado en peluquerías: Estudio descriptivo multicéntrico de una serie de casos, que mostraba los hallazgos que dieron lugar a la alarma.
Más tiñas inflamatorias por el traumatismo de la maquinilla
"Una de las conclusiones que sí vimos en el estudio es que a pesar de que el hongo mayoritario es uno que habita en el humano, Trichophyton tonsurans, y que debería haber producido casi exclusivamente tiñas no inflamatorias, encontramos un mayor porcentaje del habitual de tiñas inflamatorias y una de las hipótesis que manejamos es que detrás puede estar que con el propio traumatismo de la maquinilla al rasurar, el hongo, que por sí solo no debería producir tanta inflamación, penetrase en las capas más profundas de la piel y la produjese", cuenta Bascón sobre este estudio, un trabajo colaborativo con 107 casos recogidos por especialistas españoles (hubo un estudio anterior hecho en Alemania en 2021 sobre tiña asociada a peluquería, pero con una cohorte muy pequeña: tan solo 18 casos).
Los autores han hecho un seguimiento que Bascón presentó en una ponencia en el 50º Congreso de la AEDV. "Encuestamos a los dermatólogos que participaron en el estudio y prácticamente la mitad, el 47%, han percibido una disminución en el número de casos recibidos en estos cuatro meses desde que se publicó el artículo. Por tanto, creemos que la alerta ha funcionado, no sabemos si por una mayor concienciación entre los adolescentes porque tuvo muchísima repercusión, por ejemplo, en TikTok con ocho millones de visualizaciones, o por mayor concienciación sobre las medidas de desinfección y esterilización en las peluquerías. Y la otra mitad de dermatólogos no ha percibido apenas cambios. Solo un 5% han notado un aumento de tinea capitis".
En la encuesta también se ha preguntado a los dermatólogos si han percibido que las autoridades de Salud Pública de su comunidad habían tomado alguna medida acerca de este brote. "La gran mayoría, el 70%, no tenía conocimiento de que Salud Pública de su comunidad autónoma hubiera hecho nada y creemos que Salud Pública debería tomar más cartas en el asunto. Aunque no sea una enfermedad de declaración obligatoria, nos gustaría pedir más regulación a nivel de las medidas higiénicas en las peluquerías para evitar que vuelva a suceder", añade Bascón.
El peligro de los portadores asintomáticos de tiña
Esos 107 casos fueron tratados con terbinafina oral a siete semanas de media, indica Bascón, que es el tratamiento que se usa para la tiña de la cabeza (entre seis y ocho semanas como mínimo). "En la corporal se usan generalmente tratamientos tópicos, pero en la de la cabeza, y en esto quiero incidir, el tratamiento tópico no llega al folículo, por eso el tratamiento tiene que ser oral, que puede ser combinado con tópico, pero nunca solo tópico. En algunos casos de tinea capitis que solo se tratan con tópicos el paciente pasa a ser lo que llamamos portador asintomático: sigue teniendo el hongo, pero no le da síntomas y la persona no lo percibe como un problema, sigue acudiendo a la peluquería y lo sigue transmitiendo porque no se trató bien. Por eso es muy importante incidir, también para los médicos de atención primaria que muchas veces son el primer filtro, en el tratamiento oral para evitar que la cosa vaya a más".
El dermatólogo del Hospital de Granollers dice que por el momento no han percibido resistencias a los tratamientos, pero lo cierto es que la tiña siempre ha estado presente. "En algunos momentos históricos era más prevalente, siglos XVIII-XIX; en otros disminuyó por medidas higiénicas, mayor control en temas de veterinaria, menos animales callejeros que observamos ahora, por ejemplo, pero siempre ha estado ahí. Los dermatofitos son una especie muy adaptable. El encontrado en el estudio, T. tonsurans, es endémico en su origen del Sudeste Asiático y Australia, luego se expandió con la época colonial a América Central y del Sur, y de allí a Europa y EEUU, donde actualmente es el responsable de más del 90% de los casos de tinea capitis, con una predilección por las personas de origen africano, y Microsporum canis es la segunda etiología más habitual. En tinea capitis, M. canis (zoofílico) es predominante en algunos países europeos y en otros lo es T. tonsurans", remata Bascón.
Para Vicente García-Patos, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, "estas tiñas, y la mayoría de infecciones por hongos en nuestro medio, afortunadamente son superficiales, afectando a la piel y las mucosas. La más frecuente es el pie de atleta o tinea pedis (tiña del pie). De vez en cuando hay un repunte de estas infecciones por hongos superficiales, ocasionando epidemias más o menos extensas como ha pasado con las tiñas del cuero cabelludo relacionadas con la moda del rasurado del pelo. Pero actualmente tenemos tratamientos antifúngicos tópicos y orales muy eficaces y con un perfil de seguridad fantástico".
Además de la tiña en el cuero cabelludo por el rasurado, hay otras micosis emergentes, según García-Patos. "Gracias a la mejora de las técnicas de diagnóstico molecular empezamos a ver casos puntuales, pero que antes no veíamos, de una especie de hongo inusual. Se describió hace menos de 15 años, sobre todo en Asia, y con la globalización empiezan a describirse en todo el mundo. Se llama Arthroderma o Trichophyton benhamiae y es transmitido fundamentalmente por cobayas, perros y gatos, ocasionando tiñas superficiales. Las infecciones fúngicas de las uñas (onicomicosis) también son cada vez más frecuentes: su incidencia aumenta con la edad y cada vez tenemos una mayor esperanza de vida. Por otro lado, la levadura Candida, saprófito del tubo digestivo y de la mucosa genital femenina, aunque forma parte del microbioma, puede ocasionar candidiasis de las mucosas, muy molestas, al tomar antibióticos de amplio espectro o corticoides orales o inhalados".
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