La hepatóloga María Buti ha contribuido con su trabajo asistencial e investigador a que hoy en España estemos rozando la eliminación de la hepatitis C. Como consultora senior del Servicio de Hepatología del Hospital Universitario Vall dʼHebron e investigadora principal del grupo de Enfermedades Hepáticas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), en Barcelona, ha centrado su carrera profesional en el desarrollo de nuevos tratamientos para la infección vírica, que están consiguiendo la curación de la enfermedad.
La también catedrática de Medicina de la Universitat Autònoma de Barcelona y científica en el grupo Ciber de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CiberEHD) ha merecido el Premio Fundación Lilly de Investigación Biomédica Clínica 2023 por sus aportaciones al campo de las hepatitis virales, entre otras enfermedades.
“Gracias a los nuevos tratamientos, España será uno de los primeros países avanzados que va a eliminar la hepatitis C en el mundo. Ha sido fruto de una labor de muchos médicos y científicos y, también, del plan estratégico del ministerio, entre otros factores”, indica a DM, y alude, además, a la estrategia mundial impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que propone erradicar la hepatitis C en el año 2030.
Junto a los tratamientos, han sido claves los programas de microeliminación, “que ahora se están centrando en poblaciones vulnerables”, apunta la especialista. Y también el diagnóstico precoz, en las fases iniciales cuando aún no sea instaurado un daño irreversible.
Cribado oportunista
El cribado de la hepatitis C se efectúa en España atendiendo a factores de riesgo, no obstante, algunas comunidades autónomas lo han introducido para la población general de forma oportunista o por franja de edad (por ejemplo, entre 40 y 69 años, en Galicia).
“Considero que es interesante realizar una prueba de hepatitis C al menos una vez en la vida, sobre todo porque tenemos la posibilidad de curar la infección”.
Si la hepatitis C es un claro caso de éxito, la eliminación de la hepatitis B debe recorrer todavía un camino más largo. No obstante, “con los tratamientos actuales -que no son curativos, pero suprimen el virus- ha disminuido la necesidad de trasplante hepático por esta infección”.
Uno de los trabajos del grupo de María Buti de mayor impacto clínico demostró en pacientes trasplantados que el tratamiento con gammaglobulina hiperinmune administrada durante unos pocos meses combinado con terapias antivirales orales previene la recidiva de la infección, lo que ha supuesto una mejora en la supervivencia de estos enfermos, además de en los costes del abordaje.
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