Su pasión por la enfermería le llegó por generación espontánea ya que no tuvo ningún sanitario en la familia. Pero desde pequeña lo tuvo claro. María José Menor Rodríguez, ganadora en la categoría de Enfermería de los premios Admirables 2023, pasó de enseñar a sus muñecos cómo tenían que lavarse las manos y cuidarse, a ser subdirectora de Humanización y Atención al Ciudadano del Área Sanitaria Santiago de Compostela-Barbanza, puesto que ocupa actualmente. Por el camino, ha pasado por las tres patas de la enfermería: asistencial, gestión y docencia.
PREGUNTA. ¿Qué le ha aportado cada una de ellas?
RESPUESTA. Son complementarias. En la parte asistencial tienes una relación de contacto directo con el paciente, de conocer de primera mano cuáles son sus necesidades y, cuando pasas al mundo de la gestión, te ayuda a entenderlo mejor. Puedes ponerte en el lugar del otro porque, por un lado, conoces las necesidades desde el punto de vista asistencial, pero cuando estás del lado de la gestión tienes una visión más amplia y sabes cómo puedes ayudar mejor, se complementa. Y la docencia es la tercera pata que ayuda a formar a nuevos profesionales, a los profesionales del futuro, y puedes trasladar con tu experiencia no solo asistencial, sino desde el punto de la gestión. Puedes ayudar a esos futuros profesionales de enfermería a tener una visión holística de verdad, no que se quede en la teoría, que lleguen a saber qué le pasa al paciente, cómo se siente, pero sin olvidar también su entorno.
P. ¿Habría un orden que establecer entre esas ramas?
R. Sin duda. Primero hay que ser asistencial. Yo no creo conveniente pasar directamente de la universidad a la gestión, sino que primero hay que tener una experiencia asistencial y después ya la gestión, que ayuda muchísimo, te complementa. Y la docencia por supuesto.
P. ¿Qué enseña a sus alumnos que le hubiera gustado que le enseñaran a usted?
R. Terminé la carrera hace ya unos cuántos años, la docencia en aquel momento era diferente. Antes nos formaban desde el punto de vista más médico, de diagnósticos, con mucha farmacología. Pero olvidaban la parte más humana, de atención al paciente, y tampoco nos hablaban de investigación. Yo doy clase en enfermería en tercero de carrera, comparto con una compañera la asignatura de Enfermería Geriátrica y Cuidados Paliativos, y en cuarto la asignatura de Metodología de Investigación. A mis alumnos intento inculcarles el interés por la investigación, el gusanillo de que tenemos que saber por qué ocurren las cosas, y que con la investigación podemos ayudar a mejorar la situación de la población, no solo de los pacientes.
P. Ha sido responsable de la Escuela Gallega de Salud, planificando actividades formativas para pacientes. ¿Qué necesitan saber?
R. La relación con las asociaciones y con los ciudadanos te ayuda a entenderles mejor, qué necesidades tienen desde el punto de vista no solo de recursos sino formativo. Cuando estás en el lado de la gestión puedes canalizar y facilitar esa formación para que ellos puedan mejorar. Te pongo un ejemplo: el caso de los niños con autismo. Suelen tener problemas a la hora de interpretar información que requieren de unos pictogramas específicos. En el área de Santiago, en colaboración con la Fundación de Autismo Galicia, hemos hecho que en el hospital, en toda nuestra área, tengamos unos pictogramas adaptados, unos directorios adaptados, hagamos unas consultas adaptadas que reduzcan o minimicen la ansiedad cuando el niño tiene que ser atendido en la consulta. Eso nos lo hace llegar y transmite esa necesidad a las asociaciones.
P. ¿Qué se necesita mejorar en cuanto a humanización?
R. La comunicación. Tenemos que mejorar en cómo nos comunicamos y nos relacionamos con los pacientes. Tenemos una asignatura pendiente, todos los sanitarios en general. En concreto en la enfermería, a veces nos centramos en la parte muy técnica y obviamos que en ocasiones no es que no sea necesario el tratamiento médico, pero el trato humano es saber escuchar, mirar a los ojos, muchas veces es simplemente tocar, decir “aquí estoy para lo que puedas necesitar y yo te voy a escuchar”. Eso ayuda muchísimo. Y en eso todavía hemos mejorado pero tenemos que mejorar más, mucho más.
P. ¿Eso se puede enseñar o debe nacer del profesional?
R. Las dos cosas. Hay gente que tiene más habilidades para las relaciones sociales y que tiene capacidad de empatizar, y hay otra gente que a lo mejor es un gran profesional desde el punto de vista tecnológico, desde el punto de vista técnico, que no tiene tanta capacidad de relaciones sociales, pero aún así, creo que desde la universidad tenemos una asignatura pendiente en ese aspecto. Debemos intentar transmitir a nuestros alumnos la importancia de la comunicación y la importancia del lenguaje no verbal con el que a veces se transmite mucho más.
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