Innovar en la propia innovación, en sus procesos e instrumentos, está en el punto de mira de quienes lamentan que, aunque el 70% de los pilotos digitales son exitosos, muchas de las soluciones aplicables al sector de la salud quedan en el limbo, sin ser adoptadas ni siquiera por las organizaciones que las impulsaron.
Jorge González, director de Ticbiomed, asociación especializada en salud digital que lidera desde España el grupo de Innovación de Impacto del proyecto Procure4Health de la Unión Europea, se alinea de lleno con la propuesta de favorecer una nueva cultura de meta-innovación que empape a las organizaciones del sector salud.
“Las soluciones que no se adoptan son un derroche económico, de oportunidades y de ilusiones”, ha señalado el directivo en la webinar inicial para crear ese grupo de trabajo transversal. Su objetivo es configurar una red de compra pública innovadora en el ámbito sanitario, aglutinando a organizaciones europeas centradas en salud y atención social para compartir experiencias, afianzar relaciones y recibir asesoramiento gratuito de expertos.
En un contexto en que los pilotos innovadores reciben financiación externa y se hacen en colaboración entre retadores y solucionadores (innovación abierta), González asegura que habría que priorizar los pilotajes que responden claramente a las necesidades del cliente, que producen soluciones muy maduras y que cuentan con la satisfacción de las partes.
“Sin embargo, aun así, en muchos de ellos no hubo impulso ni adopción; por tanto, no hubo impacto y los resultados se fueron a un cajón o al valle de la muerte de los pilotos”, comenta el director de TicBiomed, advirtiendo que en Europa se financian miles de pilotos al año. Y al menos el 70% son exitosos.
¿Pero qué pasa después? Que un piloto culmine en la solución que quería el cliente tras el proceso de cocreación no significa que se incorpore a la organización que planteó el reto. Jorge González arguye que ese fracaso, además del derroche económico y de tiempo, también produce frustración en los participantes de los proyectos.
“La innovación no es como la investigación, donde puedes publicar, compartir conocimiento y promocionarte. La innovación tiene que estar más cerca del mundo real, y si no tiene verdadero impacto, no es nada”, ha dicho durante el webinar sobre “El gran desperdicio: soluciones piloto de éxito que no se adoptan”.
Saber qué falla
El director de Ticbiomed insiste en que no se trata de un fracaso neutro, sino de un desperdicio que tiene malas consecuencias en todas las partes implicadas en el proyecto, sean quienes lo trabajan, usuarios finales, organizaciones o servicios. De ahí que sugiera meta-innovar, es decir, innovar en los propios procesos y en los instrumentos de innovación. En definitiva, aunque suene redundante, innovar la innovación.
“Quizá estemos demasiado ocupados en buscar oportunidades de financiación, socios, gestión de proyectos, contratación de personal, publicación de resultados… Parece que estamos en la rueda del ratón, pero tenemos que pararnos para comprender qué es lo que no funciona, qué está mal en el sistema o en nosotros”, dice, recordando que la mayoría de los pilotos digitales son financiados con dinero público y debería haber retorno social.
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