Uno de cada dos profesionales de la enfermería de Castilla y León, donde hay unos 7.000 colegiados, abandonarían la profesión si se lo pudieran permitir y no hay cambios en su situación actual de aumento de la presión laboral y del estrés, que ha llevado a un 80% de ellos al borde de tener trastornos en su salud.
Son dos de las conclusiones de la encuesta elaborada por el Consejo de Colegios de Enfermería de Castilla y León en setiembre del 2022, en la que han participado 1.336 enfermeras, para conocer los efectos de la pandemia en ese colectivo, que volverán a repetir este año para ver la evolución y que analizarán con la Consejería de Sanidad en su integridad.
La encuesta la han presentado este martes en rueda de prensa el presidente de la Organización Colegial de Enfermería de Castilla y León, Enrique Ruiz, y la coordinadora del informe y presidenta del Colegio de Enfermería de Palencia, Carmen Bárcena.
Estos sanitarios, según se desprende de la encuesta, "sienten una presión superior a la que pudiera considerarse como aceptable", y se produce "en todas las áreas", sobre todo en atención especializada y sociosanitaria, y en todos los grupos de edad, tanto en los que acaban de entrar como en los que llevan más años, ha explicado Ruiz.
Detrás de esta situación está la falta de profesionales de enfermería en la comunidad, que se cifra entre 4.000 y 6.000, aunque una mejor gestión de los recursos podrían mejorar la situación, ya que puede haber zonas en las que sobre y otras en las que falten, ha explicado Bárcena.
El Consejo General de Enfermería nacional detalló en setiembre pasado que Castilla y León tiene 17.066 enfermeras, que suponen 718 por cada 100.000 habitantes, por encima de la media nacional de 625, aunque hacen falta 2.591 profesionales para alcanzar la media de la UE de 827.
Castilla y León es la cuarta comunidad con mejor ratio de enfermeras, pero con grandes contrastes, ya que Soria supera la media europea, mientras Segovia no llega a la media nacional.
Escaso respaldo de los superiores
La encuesta del Colegio de Enfermería de Castilla y León también refleja que los encuestados sienten un escaso respaldo por parte de sus superiores ante las dificultades que se presentan en su servicio, limitación para el desarrollo de sus competencias, falta de participación en la gestión de sus servicios y centros y muy mala gestión de los recursos humanos.
Un 75% de los encuestados definen la situación de presión diaria alta, un 80% declara que el estrés está aumentando en su puesto de trabajo, más de la mitad no se sienten respaldados por su superiores ante las dificultades; con un 54% que se siente satisfecho con su trabajo, hasta el 62% el caso de la atención primaria.
"Los datos obtenidos informan de la necesidad de establecer una alerta por el grave malestar detectado entre los integrantes de la Enfermería en Castilla y León, pues más de la mitad estarían dispuestos a abandonar la profesión en el caso de no que no mejorara la situación actual. Esta decisión de abandonar aumenta en la atención especializada y también en la sociosanitaria", recoge la encuesta.
Además, desde el Colegio se ha incidido en la marcha de enfermeras a otras comunidades o países por las mejores retribuciones o condiciones de trabajo, también con trasvase de profesionales entre las propias provincias de la comunidad simplemente porque en un lugar se ofrezcan contratos algo más largos.
En esa línea ha considerado insuficiente el plan de fidelización para la enfermería que concluye su residencia en la comunidad y han alertado de que un bueno número de estudiantes de enfermería que cursan la formación en Castilla y León son de otras comunidades por lo que acaban regresando sus lugares de origen.
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