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domingo, 25 de junio de 2023

Qué hace que un programa de rehabilitación cardiaca sea todo un éxito

Autocuidado
saradomingo
Dom, 25/06/2023 - 08:00
Unidad multidisciplinar
La rehabilitación cardiaca son las medidas preventivas para la reducción del riesgo a largo plazo de las personas con problemas cardiovasculares. Foto: SHUTTERSTOCK IA
La rehabilitación cardiaca son las medidas preventivas para la reducción del riesgo a largo plazo de las personas con problemas cardiovasculares. Foto: SHUTTERSTOCK IA

La rehabilitación cardiaca (RC) es un programa multidisciplinar de medidas preventivas para la reducción del riesgo y cuidado global y a largo plazo de las personas con problemas cardiovasculares. Del éxito de este enfoque da buena muestra la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (HUFA), en Madrid, que acaba de cumplir su décimo aniversario. Tras tratar a más de mil pacientes, los resultados en salud cardiovascular y global del programa son impactantes: se consigue el control de los factores de riesgo cardiovascular en la mayoría de los pacientes y un 85% de adherencia al programa a más de cinco años. Todo ello supone una reducción de morbimortalidad cardiovascular del 86%. 

En esta unidad, el carácter multidisciplinar es esencia; de hecho, está compuesta por un equipo multidisciplinar, entre los que se encuentra una cardióloga, una rehabilitadora, enfermeras, fisioterapeutas, psicólogo, psiquiatra, auxiliares, y otros colaboradores, como  farmacéutico, neumólogo, urólogo, ginecólogo, nutricionista, trabajador social, etc.). Además, el autocuidado de los pacientes a todos los niveles es clave para esos buenos resultados.
Raquel Campuzano, especialista en Cardiología y coordinadora de la Unidad de RC del HUFA, incide en que “la rehabilitación cardiaca puede suponer un cambio de vida a mejor en las personas que han tenido un evento cardiovascular”. Y en este contexto, el ejercicio, la dieta, la educación en salud, el control de factores de riesgo y estrés “son fundamentales”.

Tras el alta de un evento cardiovascular, los sanitarios informan a los pacientes de cuándo deben consultar de forma urgente y del plan de seguimiento. Es imprescindible la continuidad asistencial con  primaria y enfermería. En este sentido, Campuzano señala que se debe “consultar sin demora si vuelven a aparecer síntomas similares a los de ingresos previos, como un dolor torácico o en la zona del estómago opresivo acompañado de sensación de gravedad, malestar, fatiga, sudoración fría o mareo”. También ante la ganancia rápida de peso o la incapacidad de realizar actividades que se realizaban los días previos por aumento de la fatiga. 

En los programas de RC se instruye, además, en diferenciar los síntomas que no tienen relevancia o se deben, por ejemplo, al estrés, frente a los que requieren manejo urgente. Campuzano hace hincapié en que las mujeres tienen los mismos síntomas que los hombres, “pero, a veces, no son tan conscientes de que pueden estar padeciendo un evento cardiovascular y tardan más en consultar”.

El ejercicio físico también forma parte de esta rehabilitación. Según Mª Jesús López Navas, especialista en Rehabilitación y Medicina Física de la unidad, la principales guías nacionales e internacionales “recomiendan, con la evidencia científica más alta, la realización de ejercicio en las personas que han tenido un evento cardiovascular o insuficiencia cardiaca”, apuntando que “deben remitirse a un programa de RC y, tras completar el programa, mantenerlo de por vida”. 

Joaquín Domínguez, fisioterapeuta de la unidad, añade que, a corto plazo, el ejercicio “permite la recuperación funcional y reducción de secuelas integrando mejoras tanto del factor central (corazón) como del periférico (respiratorio, circulatorio y muscular), reduciendo la mortalidad y mejorando la calidad de vida”. A la largo plazo, regula eficazmente los factores de riesgo cardiovascular modificables del estilo de vida: hipertensión arterial, dislipemia, diabetes, obesidad, sedentarismo y estrés, asegurando una prevención cardiovascular secundaria fisiológica. Todo ello, redunda en una disminución de nuevos eventos y reingresos hospitalarios, como apunta López Navas. 

En los programas presenciales hospitalarios de RC basados en ejercicio se persigue, resalta Domínguez, “encontrar la dosis óptima e individualizada del ejercicio para cada paciente siguiendo siempre los principios de seguridad y eficacia”. Además, se trata de instruir y educar a cada persona sobre las características del ejercicio (tipo, duración, intensidad y frecuencia), así como los mecanismos para su autorregulación mediante parámetros objetivos (pulsaciones) y subjetivos (percepción subjetiva de esfuerzo: Borg) que aseguren el autocuidado cardiovascular con esta potente herramienta. 
Por otra parte, a juicio de Domínguez, que profesionales sanitarios con formación en fisiología del ejercicio y patología cardiovascular acompañen y asesoren presencialmente al paciente “trasmite la seguridad necesaria y reduce los temores con que la gran mayoría de estas personas se inician en la RC, algo muy relevante para asegurar la adherencia”. 

En este sentido, Domínguez enfatiza que “lo aprendido debe mantenerse de por vida”. Por ello, se asesora en las actividades adecuadas y preferidas por cada usuario, individual o colectivamente. “Es importante el asociacionismo entre los más mayores y conseguir convenios con polideportivos para facilitar su seguimiento de por vida”, apunta. Precisamente, una buena muestra de la importancia que tiene el deporte se plasma en que la unidad tiene desde 2016 un convenio con los polideportivos municipales, donde los pacientes acuden a realizar ejercicio físico tras finalizar el programa, trabajando en estrecha colaboración.

Pero, ¿cuáles son las claves del ejercicio de los pacientes en su hogar? López Navas afirma que se recomienda el ejercicio físico aeróbico (caminar, bicicleta, baile…) la mayor parte de los días de la semana, acumulando como mínimo un total de 150 minutos semanales. Además, propone “el ejercicio de fortalecimiento (con bandas elásticas, pesas, sentadillas...) a días alternos y, como mínimo, dos días por semana”. En personas con insuficiencia cardiaca, sostiene que es bueno, pues hay una “clara evidencia”, añadir a estos dos tipos de ejercicios (aeróbico y fuerza), los destinados al fortalecimiento de musculatura inspiratoria. 

Lo mejor, dieta mediterránea

Otro aspecto importante es la alimentación. Estrella Barreñada, enfermera de RC, señala que a estos pacientes se les recomienda que “sea lo más parecida posible a la dieta mediterránea, que es la que ha demostrado mayor prevención cardiovascular”, así como cocinar los alimentos al  horno o a la plancha u optar por guisos de cuchara sin grasa y poca sal. 

En el otro extremo, están desaconsejados los alimentos con azucares añadidos y los que tienen grasas trans, pues está demostrado su papel en la aterogénesis. “Para esto es necesario prestar atención a los etiquetados”, por lo que “en muchas unidades ya se imparte formación al respecto”. La enfermera defiende que resulta muy útil pesarse con regularidad y vigilar que no aumenten la talla de la ropa. Además, resalta el trabajo con nutricionistas y endocrinólogos para manejar la obesidad.

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