Lo primero que Paula Palicio aprendió cuando hace unos años le diagnosticaron enfermedad celiaca fue que, a partir de entonces, debería llevar una estricta dieta sin gluten. Lo segundo, que era más fácil decirlo que hacerlo.
Porque el gluten, esa proteína propia de cereales como el trigo, la cebada o el centeno, está en realidad presente hasta en los alimentos más insospechados. No sólo la pasta, el pan o la cerveza tienen gluten. También pueden contenerlo embutidos, yogures, helados, golosinas, chocolates... hasta la salsa de soja puede llevarlo en su composición. Además, es muy fácil que los productos que no llevan gluten se contaminen si no se preparan de una forma adecuada, lo que hace difícil para estos pacientes comer fuera de casa. "Sin duda, lo que peor llevo es la improvisación", explica Palicio. "Ser celiaca requiere un nivel alto de organización y planificación que no siempre es posible, así que en más de una ocasión he tenido que estar sin comer muchas horas seguidas por no tener opciones".
De momento, la dieta sin gluten es el único tratamiento disponible para la enfermedad celiaca
De momento, la dieta sin gluten es el único tratamiento disponible para la enfermedad celiaca, aunque la investigación en terapias farmacológicas también avanza.
Hace unos días, un equipo del CSIC y la Universidad de Barcelona anunció resultados prometedores con una molécula, la neprosina, que podría ser útil para evitar la respuesta inflamatoria autoinmunitaria que se produce en los pacientes celiacos cuando consumen gluten. De momento, la eficacia del tratamiento se ha probado en modelos de ratón, pero los científicos se muestran optimistas sobre sus posibilidades clínicas. La estrategia se basa en una molécula que se encuentra de forma natural en el fluido digestivo de la planta carnívora Nepenthes ventrata y es capaz de romper el gluten hasta convertirlo en fragmentos que no son dañinos para los celiacos.
La terapia impide por tanto que los péptidos que resultan tóxicos para estos enfermos logren atravesar la mucosa intestinal, bloqueando así la respuesta inmunitaria anómala característica de la enfermedad, que es la que, en última instancia, causa el daño el intestino de los afectados.
"De cara al futuro, la idea sería crear un comprimido que se pudiese tomar previamente a la ingesta de alimentos con gluten, como ya ocurre con las pastillas de lactasa en casos de intolerancia a la lactosa", explica Laura del Amo, investigadora del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (CSIC) y primera firmante de la investigación, cuyos resultados se han publicado en Nature Communications.
"De cara al futuro, la idea sería crear un comprimido que se pudiese tomar previamente a la ingesta de alimentos con gluten" (Laura del Olmo, CSIC)
"Es una estrategia muy interesante, puesto que es preventiva, no resulta agresiva, sería muy poco costosa y facilitaría de forma fácil el día a día de las personas celiacas", apunta Francisco José Pérez Cano, investigador de la Universidad de Barcelona y otro de los investigadores principales del equipo.
"En la actualidad lo estamos estudiando en biopsias de intestino de pacientes y, en último lugar, habrá que hacer un estudio de intervención", explica el científico, quien confía en que, en un futuro, gracias a una planta carnívora los celiacos puedan tener una vida más fácil.
Del Amo explica que fueron las características excepcionales de estos vegetales las que les llevaron a explorar su posible utilidad clínica. "Las plantas carnívoras crecen en ambientes muy pobres en nutrientes y han tenido que adaptarse al medio desarrollando estructuras digestivas para atraer y digerir a sus presas, que en su mayoría son insectos con alto contenido en proteínas. Estas plantas contienen enzimas digestivas con mecanismos similares a un sistema digestivo animal, lo que nos llevó a pensar que podrían ser de gran utilidad para degradar compuestos de difícil digestión, como el gluten".
Otras alternativas
La neprosina no es la única molécula capaz de romper el gluten cuya utilidad frente a la enfermedad celiaca se está investigando.
Otras opciones, como la latiglutenasa (de ImmunogenX, actualmente en fase II de investigación) o TAK-062 (desarrollado por Takeda, en fase I), exploran las posibilidades de utilizar una terapia enzimática para triturar el gluten e impedir que pueda desencadenar la reacción autoinmunitaria que habitualmente produce en los pacientes celiacos.
La neprosina, la latiglutenasa o la TAK-062 exploran las posibilidades de utilizar una terapia enzimática
Uno de los grandes desafíos de esa estrategia es conseguir que esas enzimas sean resistentes a su paso por el estómago y consigan llegar intactas al intestino, donde deben hacer su función para romper los péptidos tóxicos, apunta Eduardo Arranz, catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid y y uno de los investigadores españoles que más a fondo conoce la enfermedad celiaca. En ese sentido, "uno de los aspectos más interesantes de la investigación con neprosina es que resiste el pH ácido del estómago", lo que le permitiría salvar ese escollo.
En los últimos años los conocimientos sobre los mecanismos fisiopatológicos de la enfermedad han avanzado mucho, lo que ha impulsado la investigación de posibles terapias para el trastorno. "Hay tres líneas principales de investigación", aclara Arranz. Además de las terapias enzimáticas, cuyo objetivo es interferir en la llegada del gluten al intestino, "también se están explorando estrategias para tratar de bloquear la respuesta inmunitaria y vías para restaurar la tolerancia al gluten, las denominadas vacunas", señala el experto. La mayoría de estas estrategias no pretenden tanto convertirse en sustitutas de la dieta sin gluten, como servir de protección, de apoyo a la alimentación en momentos en que no es fácil evitar las transgresiones.
La vacuna NexVax2 (ImmusanT) está diseñada para reeducar al sistema inmunitario de los celiacos
Una de las opciones más avanzadas de esta última línea de investigación, la vacuna NexVax2 (ImmusanT), diseñada para reeducar al sistema inmunitario de los celiacos, se ha quedado de momento en el dique seco, después de que, en 2019, se interrumpieran los ensayos en fase II al no encontrarse que proporcionara una protección estadísticamente significativa. También se detuvo este verano un ensayo en fase III con larazotida (Biopharma), cuyo objetivo era disminuir la porosidad intestinal al gluten. No se halló tampoco en su caso un beneficio clínicamente significativo. "La investigación de este tipo de terapias es compleja. Muchas veces se necesitaría realizar ensayos con un gran número de pacientes para ver resultados reales, pero no obtener evidencias claras en análisis preliminares lleva a que se detengan los trabajos", señala Arranz.
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